domingo, 23 de noviembre de 2014

Desde La Sexta a El País todos los medios unidos contra Podemos. O como el miedo se torna en agresividad.




Está aterrorizada, la casta está amedrentada ante la posibilidad de que se les escape el chollo de las manos. Treinta y ocho años disponiendo de lo público a su antojo, manipulando a la opinión pública, abusando de la ciudadanía se tambalean ante el empuje de un partido político joven y que está despertando el entusiasmo en una población cansada de corrupción, de abusos y latrocinios. Y su reacción es la de todo animal acorralado. La de un peligroso alacrán que expele su veneno sin contención ante el peligro de perder sus privilegios y su impunidad. 

Desde que Podemos se constituyó en partido político, apenas hace dos semanas, los medios, incluida la hasta hace pocas semanas imparcial La Sexta, se lanzaron contra los más conocidos representantes de Podemos: Pablo Iglesias, Íñigo Errejón, Juan Carlos Monedero... La bochornosa entrevista realizada por Ana Pastor en El Objetivo, o el programa de La Sextanoche del sábado, que se convirtió en un aquelarre contra Podemos, la cadena de Atresmedia se sumó a la descalificación de Podemos, contando con un chafardero economista de la casta que, como mejor argumento utilizó el bajuno razonamiento de que a los economistas encargados del programa económico de esa formación, Vicenç Navarro y Juan Torres, 'no acuden a los foros económicos que yo frecuento, no los conoce nadie'. 

Sin embargo, Navarro fue asesor de la Organización de las Naciones Unidas, de la Organización Mundial de la Salud, del gobierno de Salvador Allende, del socialdemócrata sueco, de varios gobiernos estadounidenses -entre ellos el de Bill Clinton- y del Congreso de Estados Unidos. En 1992, Hillary Rodham Clinton, responsable del grupo de trabajo encargado de realizar la reforma sanitaria, le invitó a integrarse, trabajando en la Casa Blanca durante 1993. En España fue Catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Barcelona y en la actualidad es catedrático de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona), profesor de Políticas Públicas, en la Johns Hopkins University  de Washington, donde dirige el Programa de Políticas Públicas y Sociales y, además, dirige el Observatorio Social de España, una red de académicos e investigadores de varias universidades, expertos en el estudio de diversas áreas del Estado del Bienestar y es rector emérito de la Universitat Progressista d'Estiu de Catalunya. Según el Lauder Institute, es uno de los científicos sociales españoles más citados del mundo. Mas nada de eso es válido para un casi anónimo profesor del Icade, que ni siquiera es mencionado en la Wiquipedia, tan solo le conocen los espectadores de La Sexta. 

Por su parte, Juan Torres, al que el mediático y gris Diez califica como ‘desconocido’, es catedrático de Economía aplicada en la Universidad de Sevilla donde participa en el Grupo de Investigación Teoría Económica y Economía Política, miembro del Consejo Científico de Attac España,y autor de cerca de una  treintena de libros sobre economía y centenares de artículos algunos de ellos publicados en la web Ganas de Escribir, así como en la dedicada a información económica altereconomia.org, de la que es coordinador. Crítico con las políticas de austeridad de la UE, el diario El País, siempre al servicio de los amos del dinero, censuró uno de sus artículos, titulado ‘Alemania contra Europa’, en el que expresaba algo que muchos ciudadanos españoles, griegos, italianos, portugueses o irlandeses comparten: "Merkel, como Hitler, ha declarado la guerra al resto del continente, ahora para garantizarse su espacio vital económico".

Diez argumentó, en el mencionado programa de la cadena de Lara, después de insistir en que Podemos carece de programa –latiguillo que repiten tertulianos de todo pelaje, economistas de segunda fila y periodistas servidores de la casta, como si no gobernase un partido que llegó al poder escondiéndolo-, que una de sus propuestas, la de la renta básica para proporcionar a los parados dignidad y capacidad de negociar salarios justos ante los feudales empresarios, sería imposible de afrontar. Es un mantra que repiten hasta la saciedad todos los integrantes de la casta: la prensa, los partidos políticos desde la más reaccionaria derecha hasta los supuestos socialdemócratas del PSOE, muchas veces caricaturizando la medida al decir que esa subvención la quiere Podemos hacer universal, y calculando los seiscientos euros en los que cuantifica el partido de Pablo Iglesias la ayuda, como si se le fuese a entregar a todos los censados en este país, alrededor de cuarenta y seis millones. Otros tienen algo más de dignidad y aceptan que esa subvención solo alcanzaría a los cinco millones y pico de parados. E insisten en la imposibilidad de sufragarla con el dinero de las arcas públicas. 

Nadie se ha molestado en pensar que esos 3.300 millones que supondrían los 600 euros destinados a cinco millones y medio de personas serían muy fáciles de recaudar con tan solo eliminar la subvención a la secta católica, 169.000 millones anuales, los 22.000 de las Diputaciones Provinciales, y al tiempo se recuperasen los 42.000 millones que defraudan las grandes empresas y fortunas, por ejemplo durante 2013. Si se sumasen a esa cantidad la supresión de los elevados gastos del Ministerio de Defensa y el sueldo de los cientos de miles de asesores a cargo de las arcas públicas, dedicados a pasar la mano por el lomo a sus señoritos políticos, se podría contar con los fondos suficientes para abonar esa subvención. No hace falta ser un avezado economista para hacer esas fáciles cuentas de la vieja. Mas la seriedad y la realidad no casan bien con la persecución obsesiva contra Podemos que practican por igual medios de comunicación e integrantes de partidos políticos, ya sean dirigentes o militantes de base. Resulta especialmente  patético oír a los socialistas, o ver la actitud de militantes de base de esa formación, que propagan machaconamente, las redes sociales, las falacias de la caverna mediática, uniéndose a la ultraderecha con tal de descalificar a Podemos.

La campaña emprendida contra Íñigo Errejón por sus trabajos en la Universidad de Granada, ha sido solo el pistoletazo de salida de la difamación, la descalificación y las insidias que, a partir de ahora, veremos contra Podemos con insistencia diaria. Desde los medios que recogen la inquietud o preocupación de los empresarios, como hacía el domingo El País –y que impelen a recordar las palabras de Andreita Fabra ante los recortes impuestos a los trabajadores por el Gobierno de Raxoi-, a los twist de deportistas ágrafos, como el futbolista español del Tottenham Hotspur, Roberto Soldado, que expresó, con el rico lenguaje que suelen emplear quienes utilizan la cabeza para golpear con ella, la siguiente frase: “¿De verdad que tenemos seguir escuchando a Pablo Iglesias y su cuadrilla? ¿Alguien confía en ellos? Ya tenemos bastante con lo que tenemos". Y es que todos aquellos que, de una manera u otra, llevan años beneficiándose de un sistema injusto, depredador con los débiles y ladrón, clamarán e inventarán falacias contra Podemos. 

Va a ser una lucha desigual y cansina.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

El CIS, Podemos y la cocina de las encuestas.



Después de varios días de retraso, y a pesar de que los resultados circulaban desde hacía días por los mentideros madrileños, por la prensa y las redes sociales, el CIS –Centro de Investigaciones Sociológicas, instituto sociológico dependiente de Presidencia del Gobierno- tuvo a bien dar a conocer la encuesta del mes de octubre que debería haberse hecho pública el pasado lunes. Debía tener miedo el CIS, o el Gobierno, de que se conociese una encuesta que, en intención directa de voto da como ganador a Podemos, una formación que ni existía hace un año y a la que se pronosticó, tras las elecciones europeas, que se diluiría en el olvido y que ahora revela como el partido más votado en intención de voto directo, como el ganador de unas elecciones en las que el segundo puesto lo ocuparía el PSOE y el PP se derrumba de manera absoluta. 

Mas lo que se llama ‘la cocina’, la manipulación de lo que dicen los ciudadanos que piensan votar –intención de voto directa- se tergiversa por los encargados de hacer las encuestas manipulando los datos, al sumar la simpatía por las formaciones que demuestran los encuestados, el cálculo de los ‘cocineros’ sobre cuantos de quienes dicen que votarán se abstendrán, la intención de voto probable que asignan por qué sí los que realizan la encuesta, y el recuerdo de voto de pasados comicios, de modo que siempre dan como ganador, al hacer uso de esa variable, al partido que gobierna.

Y aunque algunos niegan la seriedad de la intención de voto directa esta parece ser la más fiable pues representa las respuestas reales de los encuestados, y esa es la que tendría que valer. 

Sin embargo, tras el uso de la cocina, el resultado que da la encuesta del CIS es que las elecciones las ganaría de nuevo el PP con 27.5% -11.7 en intención de voto directo-, seguido del PSOE con 23.9% -14.3 directo-y en tercer lugar Podemos, con un 22.5%, cuando la intención de voto le sitúa en el primer puesto con 17.6% de voto directo. 

Tiene otras peculiaridades la encuesta del CIS, y es que, a pesar del tirón del líder de Podemos, Pablo Iglesias, este no aparece a la hora de valorar a los políticos, que suspenden todos, aunque Pedro Sánchez, del PSOE, sale mucho mejor parado que Raxoi, quien con cocina y todo, se queda con uno de esos humillantes suspensos que no permiten justificaciones de cercanía al aprobado, porque apenas alcanza el 2.31, superado por Pedro Sánchez que obtiene 3.85 puntos, siendo así el político más valorado de una encuesta que ha eliminado a Pablo Iglesias con el pretexto de que no está en el parlamento.  

Lo que deja claro la encuesta del CIS es que el bipartidismo que ha sostenido un régimen de corrupciones y compadreos se rompe definitivamente. Y como ninguno de los partidos alcanzaría la mayoría absoluta para gobernar, según la intención directa de voto, los líderes de Podemos tendrán que plantearse gobernar en coalición con el PSOE e IU. Y el PSOE asumir que, o apoya a Podemos o, si por el contrario opta por la decisión de coaligarse con el PP, aparte de generar un inmenso cabreo entre una ciudadanía que se reconoce mayoritariamente de izquierdas, firmará su acta de defunción, porque sus electores jamás le perdonarían que apoyase al partido de la corrupción, la represión, y los recortes. 

Las lecturas a la encuesta del CIS están siendo muy variadas, aunque la más esperpéntica de todas fue la de ese talibán de las televisiones cavernarias, Herman Tertsch, que afirmó, sin sonrojarse, que Podemos representa ‘la avanzada del chavismo para ocupar Europa’ 

Calla pueblo, calla: El Gobierno lleva más de año y medio pertrechando de material antidisturbio los cuarteles valencianos.



Según ha podido saber esta bloguera de fuentes próximas a militares de los cuarteles del País Valencià, el Ministerio de Defensa lleva más de año y medio dotando a cuarteles de la región militar de València de una ‘exagerada cantidad’ de material antidisturbio. La confirmación de ese hecho le llegaba a la autora de este artículo a propósito de la noticia publicada anoche por el digital ‘Público’ que informaba de que el ejército se entrena “para actuar como antidisturbios”. 

Según señala el digital: militares de un regimiento acorazado en València fueron instruidos durante dos semanas en ejercicios de “control de masas" sin que se les explicara por qué recibían esa formación. "Según los mandos, hay que estar preparados para todo, y más en los tiempos que corren" les dijeron. Sin embargo, y como ha podido saber este blog, la medida no es de  ahora, sino que estaba siendo preparada desde hace año y medio, con la compra de una cantidad de material que “supone un gasto que no se entiende en estos tiempos de crisis” según manifestaron fuentes propias. 

Desde el Ministerio de Defensa se pretexta que la razón del gasto y el entrenamiento se debe a que existen unidades que, dentro del marco de la OTAN o de la ONU, unidades militares españolas entrenan a cuerpos policiales de otros países.  No obstante, la realidad es que Defensa viene aumentando las unidades de Policía Militar, prácticamente desaparecida desde que se eliminó el servicio militar obligatorio, y está entrenando también a la UME –unidad creada por el Gobierno de Zapatero para que interviniese en catástrofes naturales o incendios- en tácticas propias de cuerpos policiales para mejorar su capacidad de intervención en revueltas civiles, ya que no se espera la participación de tropas españolas en misiones internacionales en un futuro próximo.

La medida, absolutamente ilegal e inconstitucional, supone una vuelta de tuerca a la obsesión represora de un Gobierno que actúa de facto como una dictadura militar que aprueba leyes como la Mordaza, que pretende impedir las movilizaciones ciudadanas y la capacidad de los medios de comunicación para informar de ellas. Hasta el extremo de que Amnistía Internacional, que desde que se conoció el borrador de la Ley Mordaza la está denunciando como una clara vulneración de los derechos ciudadanos, añade ahora que supondrá también una intolerable persecución de los periodistas, ya que la ley autoriza a la represión de los informadores por parte de las fuerzas de seguridad,  con violencia o a través de sanciones que pueden llegar hasta los treinta mil euros.  

No se puede dudar de que, a la vista de tales medidas, el Gobierno de Raxoi está decidido a implantar en el país una férrea represión muy similar a la que se padeció dictadura fascista de Franco, de la que el PP, además de admirador, es hijo putativo.

El conocimiento de esas medidas de represión brutal que planea el Gobierno de Raxoi, poniendo en manos de los militares el mantenimiento del orden público, no se sabe si responde al temor de que las fuerzas de seguridad asuman que son pueblo igual que los manifestantes y se nieguen a llevar a cabo las represoras medidas que quiere imponer el Ministerio del Interior, o si se está preparando, de cara a un más que posible triunfo de Podemos en las elecciones que le llevara a La Moncloa y que el PP estaría tramando frustrar a través de un Gobierno de coalición con el PSOE, y reprimir militarmente las protestas que generaría tal fraude democrático. 

Lo cierto es que resulta inquietante que un Gobierno supuestamente democrático pretenda hacer uso del ejército para evitar protestas ciudadanas, máxime cuando se trata de una medida que la UE se supone no ha de tolerar, dado que el organismo supranacional prohíbe terminantemente que cuerpos militares intervengan en asuntos de orden público. De hecho, cada año y desde que España entró en la UE, viene sancionando con multas millonarias a los sucesivos gobiernos de la pseudodemocracia a causa del mantenimiento de la Guardia Civil, porque se trata de un cuerpo de seguridad militarizado. 

Parafraseando una canción que el Gobierno de Adolfo Suárez utilizó, para la campaña del referéndum de la reforma política de 1976, una pegadiza canción del grupo Jarcha que todos los que éramos jóvenes entonces recordamos y que, aunque algunos no votásemos en una consulta que nos pareció una estafa democrática, como así ha confirmado el paso de los años, tatareamos con frecuencia. Su título y su estribillo repetían machaconamente: Habla pueblo, habla. Ahora el PP pretende imponer un ‘calla pueblo calla’ con medidas antidemocráticas.
Al cabo de 38 años la estafa de la transición que comenzaba cuando se popularizó la canción de Jarcha, permite que un gobierno filofascista imponga el ‘calla pueblo calla’ a millones de españoles que quieren pronunciarse sobre la independencia catalana y la decisión de poner en grave riesgo las costas canarias y su principal fuente de ingresos, el turismo, los recortes o la corrupción. 

Y es que mismo día en el que el Constitucional, controlado por el Gobierno que colocó como presidente a uno de sus militantes y cuenta con mayoría conservadora entre sus magistrados, prohibía la consulta catalana del 9N y el referéndum en Canarias convocado para que los ciudadanos se pronuncien sobre unas prospecciones petrolíferas que algún día se sabrá qué aportan al ministro de Industria José Manuel Soria. 

Al tiempo, el Ministro del Interior, que hace ya semanas envió más de cuatrocientos antidisturbios a Barcelona dice esperar que los Mossos d’escuadra cumplan con su deber y prohíban la consulta. Es mucho esperar que las fuerzas dependientes del Govern catalán, que es el convocante, vayan a reprimirla. Más posible es que se produzcan altercados entre los antidisturbios y los mossos.Una situación que nadie quiere, excepto un gobierno fascistoide que parece empeñado en envenenar la situación poniendo una mordaza a los ciudadanos impidiéndoles que expresen sus opiniones; tal como hacen los dictadores, escudándose en el cumplimiento de una Constitución que en absoluto cumple en el resto de sus artículos.

El Gobierno de Mariano Raxoi, especialista en echar gasolina al fuego, bien podría haber dejado que se celebrase la consulta, que no era vinculante, en lugar de exacerbar a los catalanes, muchos de los cuales no hubiesen votado a favor de la independencia de celebrarse el referéndum pero que ahora claman por su derecho a expresar libremente sus opiniones.

Otro tanto sucede en Canarias, donde se juegan su futuro económico por la insistencia del Ministro de Industria, José Manuel Soria, de convertir las costas canarias en un campo petrolífero que acabará con la flora y la fauna marina y, muy posiblemente, con la economía de las islas, dado que los propios responsables de Repsol, la empresa agraciada por la obcecada decisión de Soria, han reconocido que, de realizarse prospecciones petrolíferas podrán producirse vertidos. 

El Gobierno y el partido que lo sustenta, el PP, no quiere que el pueblo hable, ni en Catalunya, ni en Canarias, ni en ninguna parte. No quiere que la ciudadanía se exprese porque sabe que, como en todas las dictaduras, y este Ejecutivo actúa como si de facto lo fuese, cada vez que se exprese lo hará en contra de sus imposiciones. Y es por eso por lo que está dispuesto a utilizar cualquier medio, como la de hacer uso del ejército para reprimir a la ciudadanía, como en las más negras épocas de la dictadura. 

martes, 4 de noviembre de 2014

Desmontando falacias en torno a Podemos.



Los detractores de Podemos llevan muchos meses atacando a la formación de Pablo Iglesias -que es, sobre todo, la de la gente harta de abusos-, con falacias sin cuento, aun mucho antes de que se conociese la encuesta de Metroscopia para El País. El Centro de Investigaciones Sociológicas –CIS- no se atreve a dar a conocer la del mes de octubre, porque, según se sabe ya desde la pasada semana, refleja datos muy similares a la del diario de Prisa, en la que  PP y PSOE sufren un espectacular descalabro y Podemos se confirma como la fuerza que recibiría una consistente mayoría si se votase en la actualidad. 

Por esa razón los políticos de la casta –o del establismenth si así lo prefieren-, economistas defensores del capitalismo –casi todos-, periodistas del régimen y demás fauna temerosa de un cambio de gobierno o de sistema, los detractores de Podemos emplean similares argumentos para intentar asustar a esos posibles votantes que crecen exponencialmente según avanzan las injusticias, el paro, la ley mordaza, los repagos en Sanidad, las bajadas de sueldos y pensiones, el deterioro de la Educación Pública, la corrupción y toda la basura que arrastra una pseudodemocracia putrefacta, después de casi cuarenta años de despotismo. 

Desde el PSOE, que, se supone, si fuese socialista debiera tener puntos de contacto con un partido como Podemos, que recoge las aspiraciones de la ciudadanía y la rebeldía al capitalismo salvaje, se le acusa de tener posiciones cercanas a los falangistas, porque, dicen, Pablo Iglesias afirma que Podemos no es ni de derechas ni de izquierdas, al igual que preconizaba José Antonio Primo de Rivera de la Falange. 

Las aseveraciones del PSOE, que repiten, entre otras personalidades la Presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, y que propalan con fervor en las redes sociales sus seguidores, constituyen una falacia y una manipulación, secundada por la prensa del sistema.  En primer lugar porque Iglesias siempre se ha reconocido como persona de izquierdas, y además, porque nunca ha dicho que Podemos no sea de derechas ni de izquierdas, si no que la situación que vive el país en el presente no es un problema de derechas o izquierdas, sino de los abajo y los de arriba, del pueblo ante la oligarquía, de los problemas de los pobres y la iniquidad de los ricos.

Tesis que mantienen, entre otros, personajes tan poco sospechosos de derechismo como Julio Anguita que, ayer, en el programa Mas vale Tarde, de la Sexta, dio la razón a esa apreciación del dirigente de Podemos, explicando que, efectivamente, “en este momento la dialéctica fundamental no está entre derecha izquierda, sino entre los corruptos y los que no quieren serlo". Similar afirmación hizo sobre la distancia que existe entre un pueblo empobrecido al que se han robado en igual medida derechos y dinero y una oligarquía abusiva y explotadora. 

Resulta toda una mendacidad malintencionada acusar de cercanía con el falangismo a Podemos por una apreciación sociológica muy acertada, que pone en evidencia la enorme distancia que existe entre los explotados y los explotadores. Muy similar a la que emplea la derecha al tergiversar el análisis de un profesor de sociología, cuando Pablo Iglesias dijo que detrás del terrorismo de ETA existen causas políticas. Nunca dijo ‘razones’, ni justificó el terrorismo, como repiten, con el mismo con obcecado tesón los integrantes del PP y la prensa cavernaria. Cualquier historiador o politólogo, o simplemente cualesquiera ciudadanos con seny, saben que, efectivamente, detrás de las reivindicaciones criminales del terrorismo siempre existen móviles políticos. Qué si no es la reivindicación de independentismo sino la defensa –todo lo violenta y criminal que fuese- de una aspiración política: la independencia de Euskadi.

Otro mantra reiterado con la misma intensidad por PP y PSOE, partidos que, ellos sí llevan decenios demostrando que no son ni derechas ni de izquierdas puesto que cuando gobiernan aplican las mismas medidas de liberalismo salvaje -sistema que defiende el otrora ‘rojísimo’ del PSOE, Alfonso Guerra, que critica a Podemos diciendo que ese partido quiere ‘acabar con la democracia liberal-’, es el de que es un partido populista que habla a la ciudadanía de un programa irrealizable, similar al de el régimen venezolano.  

Independientemente de que el Programa de Podemos sea realizable –aunque,  obviamente,  sin aplicar las recetas económicas que propugnan los defensores de la economía neocón, sometidos a los dictados de una UE doblegada a su vez a los mercados- resulta chusco que partidos como el PP, que llegó a La Moncloa mintiendo a los electores con la creación de cinco millones de puestos de trabajo y otras falacias, y que tiene en sus filas especímenes que llevan, desde hace mas veinte años, la corona del populismo, como Esperanza Aguirre, tengan la desfachatez de acusar a Podemos, de un ‘populismo criminal que acaba con las libertades y la democracia’. 

Quienes emplean ese argumento aseguran que los regímenes populistas, como el de Venezuela –al que acusan de ser una dictadura sin razón para ello puesto que siempre que se celebran elecciones los observadores internacionales sancionan con su aprobación la limpieza de sus comicios-, acaban con las libertades. Para ello hablan de represión policial, los mismos que han aprobado la Ley Mordaza, quienes nunca sancionan a policías que no actúan en las manifestaciones como agentes del orden si no como monos enloquecidos, entre otras cosas porque gozan de la aprobación de sus jefes políticos; o de que algún opositor ha muerto en ese país, al mismo tiempo que la prensa a su servicio oculta el asesinato de un miembro del Gobierno, porque no conviene esa información a sus fines de denostar continuamente a los dirigentes venezolanos.  

Afirman, sin el menor pudor, que si llega al Gobierno Podemos acabará con la libertad de expresión y de información. Como si la hubiese en este país. Las propuestas de Podemos sobre los medios de comunicación, las medidas para garantizar la libertad de los profesionales de la información, resultan en el presente una utopía y un sueño para quienes somos periodistas y que, con el presente régimen del PP, sufrimos represalias por no someternos a sus indicaciones, o presiones para informar o no informar de determinados asuntos, porque los medios funcionan a toque de llamada telefónica del políticastro de turno a las direcciones. 

En un país donde el PP, cada vez que llega al poder en una Comunidad o en al Gobierno de la nación, asalta los medios públicos para convertirlos en boletines de propaganda de su partido, como hizo durante veinte años con la televisión pública valenciana -conocida por todos como ‘Canal NO-DO’-, y hace con tele Cospedal, en Castilla-La Mancha, Tele Madrid, o la propia RTVE desde que ocupa el poder en esos lugares, resulta indignante que se permitan acusar a nadie de deseos de manipular y controlar los medios de comunicación, cuando, a la hora de conceder canales locales de TDT el PP los puso todos en manos de la armada cavernaria, la misma a la que sufragó con dinero de la caja B de su corrupto partido, para que propalase sus insidias sobre la conspiranoia del 11M. 

Acusan los detractores de Podemos a esa formación de haberse financiado ilegalmente del Gobierno de Chávez, tergiversando el hecho de que, hace años, Pablo Iglesias o Juan Carlos Monedero, cuando ni se les había ocurrido fundar Podemos, hiciesen un estudio sociológico para el Gobierno venezolano, que no fue, como dicen los difamadores de turno, para ‘asesorar a Chávez en la represión’. O de que Pablo Iglesias trabaje para la televisión iraní, cuando la realidad es que la productora de unos de los programas en los que participó en el pasado, y en los que no tenía capacidad de decisión sobre el asunto, vendió algunos programas a ese país. 

Cualquier cosa sirve para desprestigiar a Podemos, para intentar que la gente no vote a un partido nacido de la calle y el hartazgo con la actual situación de desigualdad social y corruptelas, y que, de llegar al Gobierno, devolvería la dignidad a este país y los secuestrados derechos a los ciudadanos. Manipulan su programa económico, mintiendo sobre la Deuda, que dicen no pagará, cuando el propósito de Podemos es el de auditarla para conocer los entresijos y trampas que hayan podido urdir los acreedores, de acuerdo con gobiernos cómplices, para abonar lo que es justo. 

Argumentan, asegurando que no se podrán llevar a cabo las políticas sociales que pretende Podemos, que ‘no hay dinero para ello’, aunque lo hacen desde la premisa de mantener una fiscalidad injusta como la actual, el derroche de miles de millones que podrían emplearse en fines sociales, si se hiciese un gasto de lo público más racional y, sobre todo, convencidos de que las cosas no se pueden hacer de otra manera porque la oligarquía internacional no quiere que se lleve a cabo sino es como ella dicta. 

Amenazan con la ruina del país, el hundimiento de la economía, cuando lo que es posible que suceda si gobierna Podemos es que se produzca la ruina de los sinvergüenzas, el hundimiento de los abusos, de los oligopolios y de los estafadores. Los bancos, muy satisfecha con los partidos de la casta, que durante años gobernaron a su dictado, hacen catastróficas predicciones, porque saben que un gobierno que vele por los intereses de los más pondrá coto a sus injerencias y excesos. 

Aunque la crítica más estúpida, irracional, chabacana y absurda la hizo un gacetillero del poder, no se sabe si del PP o del PSOE, autor de una bazofia colgada en el Digital de Extremadura, y promocionado en Facebook por una emprendedora socialista. El autor, Juan Manuel Cañamero, reprocha a los dirigentes de Podemos, en un artículo titulado ‘La estafa de Podemos’, que pareciera  por su título iba a revelar cualquier tremendo fraude, se limita a reprochar: “Llegan con sus títulos universitarios bajo el brazo; presumen de estar bien situados en la Universidad madrileña; reúnen a no más de cien estudiantes barbilampiños en un centro cultural; algún que otro parado se deja ver el pelo, y hablan dando clases de griego y latín, lenguas muertas que por suerte ya no se imparten en Bachillerato”. La última frase del párrafo, mal puntuado, da la medida de la estulticia del firmante del artículo que, sin duda, pasará a los anales del periodismo estúpido por acusar a los líderes de Podemos de ser cultos.