El
Ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, se entrevistó el pasado lunes con los
representantes sindicales para explicarles la Reforma Fiscal y,
sorprendentemente, la reacción de lo
sindicalistas fue tan indiferente ante el nuevo abuso que pretende perpetrar
el Ejecutivo de Raxoi con las cuentas públicas que hace pensar que, o la
prensa se entera mejor de cuanto pretende llevar a cabo el Gobierno, o los
líderes sindicales deberían abdicar de sus funciones porque fallan mucho a la
hora de defender los derechos de los trabajadores.
En
un país en el que las rentas del trabajo superan en casi el doble a las
del capital a la hora de pagar impuestos y los trabajadores con sueldos bajos
pueden llegar a cotizar el 24% de su salario, al tiempo que las grandes
fortunas cotizan menos del 50%, o lo hacen al 1% usando esas
trampas que son las SICAV, el Gobierno de Mariano Raxoi está pensado en bajar
impuestos a los ricos y a las grandes empresas, lo que supondrá dejar de ingresar
al erario 7.000 millones. Para paliar pérdidas el Ministerio de Hacienda hace
cábalas sobre la posibilidad de cobrar impuestos a los parados que perciban más
de dos mil euros en concepto de despido, concepto que hasta el presente no
cotizaba. Por su parte, el Ecofin - El Consejo de Asuntos Económicos y
Financieros de la UE -, que se reunirá el día 20 de este mes, recomienda al
Gobierno español que rebaje las cotizaciones de las empresas a la SS, suba el
IVA y dé una nueva vuelta de tuerca a la Reforma Laboral. Todo ello para
reducir el déficit –que a principios de 2014 alcanzaba la cifra de 77.377
millones de euros- que la UE exige se reduzca hasta el 2% en 2016.
Hasta
qué punto juega el Gobierno con el dinero público da una idea la manera en la que se distribuye
sin tener en cuenta las necesidades de los ciudadanos. No hace falta ser un
avezado economista, ni tan solo economista a secas, para saber que podrían
tomarse medidas que indica el sentido común que harían que el déficit público
se redujese notablemente, sin necesidad de cargarlo en las espaldas de los
ciudadanos/trabajadores. Si se suprimiese un organismo tan inútil para la vida
democrática como el Senado, el erario se ahorraría 51.9 millones de euros. Eso sí, habría un
montón de políticos que dejarían de percibir sueldos que van desde los cerca de
nueve mil euros mensuales del Presidente, a los cuatro mil de cualquier
senador. Otros organismos que, de desaparecer, ahorrarían una notable cantidad
de dinero serían las Diputaciones provinciales que suponen un gasto
que ronda los veintidós mil millones.
Otro
capítulo
significativo es el que emplea el Gobierno en gastos militares y de
seguridad, un total de 32.342 mil millones de euros. Solo en inversiones
estrictamente destinadas a infraestructuras y personal – hay que señalar
que España no está en guerra con
ningún país- los PGE de 2013 destinaron 27.659 millones a gastos
destinados alos ejércitos, a los que hay que sumar partidas de otros
ministerios que igualmente
se destinan a ese objeto, y que suman otros dos mil millones. Casi
tres mil millones de euros más que los que el Gobierno dedica a
políticas de Empleo y Seguridad
Social.
Otro
apartado
de gastos abusivos, que suponen un verdadero atraco a las cuentas
públicas, es el que se destina a la secta católica. Y es que aunque
algunos
afirmen que el dinero que percibe esa institución religiosa es el que
los
ciudadanos eligen que vaya a ella, hay que destacar que se detraen de
partidas que podrían asignarse a otras, de no existir el abusivo
Concordato
con la Santa Sede. La cifra alcanza los 13.000 millones de euros. A los
que hay
que sumar 94 millones de euros que el Gobierno emplea en pagar a los
profesores de Religión –católica- que la LOMCE ha hecho obligatoria; el
casi
millón de euros en costear los sueldos de capellanes castrenses y de
prisiones,
o la indeterminada cifra, que ronda los dos mil millones de euros, de
dinero
que dejan de entrar en las arcas públicas, porque esa institución no
abona ni el IBI,
ni el IVA en ocasiones. El Gobierno destina otros 430 mil millones a
pagar
Centros Religiosos Concertados o quinientos millones en obras de
conservación
del patrimonio de la iglesia que se mantiene con fondos del erario
público. Lo
que no evita que la iglesia cobre entrada en esos mismos monumentos
financiado
con el dinero de todos.
Si
el Ejecutivo ahorrase las cifras citadas no solo no existiría déficit público, sino
que habría un superávit de más de 50.000 millones de euros. Que bien podrían subir
algo de no gastar el Ejecutivo 50 millones de euros al año en botellines de
agua mineral para reuniones o 8.000 millones en pagar asesores designados a
dedo para tejer redes clientelares.
Cuando
los
dirigentes de algunos partidos políticos, sobre todo del PP, pero no
solo,
llaman demagogos, populistas y carentes de sentido de la realidad a los
dirigentes de 'Podemos', por hablar de que otra economía es posible,
mienten a la ciudadanía.
Se puede emplear el dinero público de modo que no se la prive de sus
derechos. Bastaría con no destinarlo a cuestiones superfluas. Y si,
además, se
llevase a cabo una Reforma Fiscal progresiva –como precisamente dice la
Constitución que ha de hacerse- se podrían renacionalizar todas las
empresas
públicas que sucesivos gobernantes privatizaron a capricho, para
garantizarse
un futuro rentable a través de las puertas giratorias. Y si a esas
cifras de
macroeconomía se sumase todo el dinero defraudado y escondido en
paraísos
fiscales, la economía de este país sería una de las más saneadas de
Europa, en
lugar de estar en la cola de la renta per cápita, en este momento en
índice inferior a la de 1977, ni los trabajadores españoles serían los
peores
pagados y los que mas trabajan de toda la UE.
No
hace falta ser un experto en economía para darse cuenta de que no es no haya
dinero, sino que quienes disponen de él, arbitrariamente, están exprimiendo a una
ciudadanía que debería reaccionar ante tanto abuso de autoridad y exigir que se
dé un uso racional a lo que es de todos, sin permitir que unos cuantos autócratas
dispongan veleidosamente de los dineros de todo un pueblo.
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