La
irrupción de ‘Podemos’ en el panorama político, con los sorprendentes
resultados en las elecciones europeas de un partido al que ni contemplaban las
encuestas de intención de voto, supuso un terremoto para los grandes
partidos al constatar que cerca de un millón trescientos mil electores le habían dado el
voto a una formación de tan solo tres meses de existencia. La reacción del PP
ante la aparición de un partido de izquierdas podría entenderse, dada su abismal
diferencia ideológica con lo que representa ‘Podemos’; lo que sorprende es que
el PSOE, un partido en teoría de izquierdas, se haya obsesionado con la
formación de Pablo Iglesias al extremo de dedicarle a diario más
invectivas y críticas que al PP, su, supuestamente, contrincante natural.
Se
podría entender la enemiga de los altos dirigentes del PSOE a ‘Podemos’ porque
si ese partido es capaz de llegar al poder se les acabarían los privilegios. Lo
que cuesta más trabajo asumir es que existan militantes de a pie que, como
cándidos infantes, asuman el discurso de unos dirigentes que llevan años
ignorando sus aspiraciones, y aun así, muestran una fe ciega en ellos, más propia
de fanáticos religiosos que de personas de supuesta izquierda, hija de la razón
y el pensamiento libre.
El
candidato
a la Secretaria General del PSOE con más posibilidades de triunfar
según las encuestas, Eduardo Madina, parece haber
centrado su discurso en atacar a ‘Podemos’ antes que al PP, después de
decir,
en los primeros días de su campaña, que no tendría inconveniente en
hablar con dicha formación. Sin embargo, rápidamente cambió su discurso,
e hizo a Pablo
Iglesias Turrión objeto de todas sus críticas y denuestos. Por su parte,
la portavoz en el
Congreso, Soraya Rodríguez, cayó en las mismas obsesiones de la derecha,
al
manifestar que confiaba en que ‘Podemos’ diera explicaciones sobre su
relación con Venezuela, tras una información del diario El País que
vinculaba
a la nueva formación con la fundación CEPS y la financiación por parte
del
partido de Chávez. Resulta curioso que
el PSOE haya mostrado más interés en la hipotética relación de Pablo Iglesias
con Venezuela –país donde se celebran elecciones democráticas con la presencia
de observadores que nunca detectaron trampa alguna- que con las que pueda tener
el Presidente del Gobierno, Mariano Raxoi, con el dictador guineano Teodoro
Obiang.
Aunque
no
han sido los socialistas del llamado ‘aparato’ los únicos ganados por
una
obsesión casi enfermiza contra ‘Podemos’, porque, desde ideólogos, como
Ignacio Sotelo, a sus bases, todos lanzan dardos contra una formación
que ha
conseguido crear entusiasmo en una sociedad maltratada por un poder
sometido a
la dictadura del dinero, sin distinción entre derechas o supuesta
izquierda. Así,
Sotelo, profesor de Ciencia Política de la Universidad Libre de Berlín,
otrora
militante en la corriente Izquierda Socialista, que representaba la
opción más
radical del PSOE, en declaraciones al diario Público, se despachó contra
‘Podemos’
y su líder, con afirmaciones tan absurdas –en cuanto que ni las razona-
como que
Pablo Iglesias es "falso como nadie y un dictador nato", para añadir
Sotelo: "Podemos es peligroso porque es un centro de demagogia,
populismo
y, sobre todo, de anticapitalismo que no es realizable. Porque contra el
capitalismo financiero hay que luchar contra él desde dentro sabiendo
que va a
durar mucho", quien considera que los fundadores de la
iniciativa ciudadana como Juan Carlos Monedero y Pablo Iglesias "son
peligrosísimos, porque encarnan uno de
los peligros enormes, que es el chavismo". Peligro, obvio es decirlo, para
ese capitalismo financiero que Sotelo parece defender.
La
obsesión de los socialistas contra lo que llaman ‘el chavismo de ‘Podemos’, sin
reparar en que las opciones económicas de Pablo Iglesias se aplicaron también en
países como Islandia, parece más propia de la extrema derecha que de un partido
que, supuestamente, tiene en sus orígenes el socialismo. El rechazo a las
opciones, como la denuncia de la Deuda Odiosa, o la nacionalización de la banca,
o la lucha contra los oligopolios que plantea ‘Podemos’ son medidas que se
podrían tomar sin violentar en absoluto la Constitución, como lo sería la reforma
fiscal que plantea Pablo Iglesias, mucho más cercana al planteamiento
constitucional de fiscalidad progresiva, que a las medidas de la derecha que
impone el PP y que también llevó a cabo el PSOE.
La
realidad
es que ‘Podemos’ contó con muchos votos que, antes de la crisis y del
sometimiento del PSOE a las teorías económicas neoliberales, iban a ese
partido.
La penuria causada por la crisis ha puesto en evidencia que esas
políticas
neoliberales no hacen sino acabar con los derechos y las libertades, con
el
Estado del Bienestar, en suma. Y la ciudadanía, que sufre las
consecuencias de
esas políticas que dejaron un 28% de pobres, y a niños malnutridos,
a estudiantes sin becas y a enfermos sin fármacos, es decir, en carne
propia la
decisión tomada por el PSOE, con los votos del PP, de incluir el
articulo 135 donde nunca debió, poniendo así a la economía española al
servicio de la banca alemana,
sabe que ese partido nunca cambiará ese modelo económico, ni abandonará
su sometimiento a los
intereses de los bancos, que, a cambio de su colaboración, le condona
los
elevados créditos que viene solicitando desde hace años para llevar a
cabo sus
campañas electorales, tampoco su complacencia a las empresas energéticas
cuando muchos
de sus más significativos dirigentes se sientan en los sillones de los
Consejos
de Administración de las mismas.
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