Raxoi
viajó a Grecia para apoyar a Samáras, y habló de que no se puede ofrecer lo que
se sabe que no va a cumplir (!?), advirtió de los muchos peligros que
enfrentaría el país heleno de votar a Syriza…e hizo el ridículo, porque Nueva
Democracia, el partido de Samáras que aplicó unos brutales recortes, ahondó la
brecha social y dejó a los griegos sin sanidad, sufrió un clamoroso batacazo,
el mismo que muchos ciudadanos cruzamos los de dedos para que se lleve el PP en
los futuros comicios generales.
España
no es Grecia, claman todos, incluido el prudente líder de Podemos, que recuerda
a Felipe González diciéndole a la militancia socialista que no extrapolase el
resultado de las elecciones andaluzas de mayo del 82, cuando Rafael Escudero
obtuvo 66 de 109 escaños del Parlamento autonómico. Se entiende la prudencia de
Pablo Iglesias, que ha de trasmitir a sus militantes, a los votantes y a
quienes tienen puestas todas sus esperanzas en Podemos, para que no bajen la
guardia con lo que está cayendo y caerá a partir de ahora. Más aún, cuando las
fuerzas del bipartidismo, enquistadas en el poder, han comprobado que la
ciudadanía de un país puede darles una patada a los gobernantes que ejercieron
el poder en contra de sus intereses, igual que han hecho millones de griegos.
Los
líderes de la derecha –y permítanme que incluya al PSOE-PASOK en el mismo
morral- reaccionan asegurando, casi jurando en arameo, que no, que España no es
Grecia. Que las condiciones económicas y sociales no son las mismas que las del
país heleno. No lo son, seguramente, para los oligarcas, que aquí ven crecer y
afianzarse sus fortunas, para el Ministro Guindos que nos cuenta – y falta
saber si es cierto o una de las muchas falacias del PP- que crecemos más que el
resto de Europa y que se reduce el paro.
Mas…
¿de verdad no es España igual a Grecia para esos jubilados que tienen que dejar
sus tratamientos porque no pueden pagarlo?, ¿qué diferencia a un griego
desahuciado por un banco de un español igualmente expulsado de su domicilio por
una entidad financiera? ¿Hay mucha divergencia entre los griegos que no pueden
pagar la luz y los españoles que tampoco pueden hacerlo?, ¿qué disparidad
existe entre un parado sin prestación griego con un parado sin prestación
español? Unos y otros sufrieron la consecuencia de los recortes de una crisis
creada por la corrupción, la desvergüenza y la iniquidad de unos políticos
vendidos a los bancos, a la Fhüreresa Merkel, a un empresariado indecente.
Los
políticos españoles no pueden reconocer que la situación es similar, incluso es
posible que se crean que no hay similitudes, encastillados como andan en sus
torres de marfil, desde las que no se ven las miserias que sufre la ciudadanía.
¿Se habría atrevido Raxoi a hacer un spot electoral fingiendo visitas a la
ciudadanía en sus casas?
¿En qué casas?, cabe preguntarse, teniendo en cuenta
que su denostada ley Hipotecaria, reiteradamente criticada por el TEJ, permite
cientos de desahucios a diario. ¿Se atrevería el Presidente, fuera de la
ficción de una spot, a ir puerta por puerta contándole los logros de su
gobierno a los enfermos de hepatitis C que morirán porque su gobierno les niega
la medicación al tiempo que tiene previsto regalar 169.0000 millones de euros a
la secta católica durante este año, además de perdonarles el IBI y otros impuestos?
Ciegos
a la situación real de 12 millones de españoles que tienen que recurrir a la
caridad porque lo que sería de justica, un Estado social que atendiese a sus
necesidades, no existe. Los políticos españoles aseguran con arrogancia, y
desfachatez, que España no es Grecia. Se cargan de razón –como el bruto más
espeso del poema de Machado- para tomar distancias y, tal vez, conjurar el
fantasma de la derrota que se les viene encima.
Porque
es posible que España no sea Grecia, pero existen muchas connotaciones con los
partidos helenos que han perdido las elecciones. La Nueva Democracia de Samáras
-a la que fue a apoyar el propio Raxoi-, enfangada en casos de corrupción,
servidor de la Troika, del Bundesbank y Merkel, que hacía todo lo que le pedían
en contra de sus propios ciudadanos ¿no es lo mismo que viene haciendo Raxoi
desde que llegó a La Moncloa?, o lo que hizo Zapatero cuando cedió la soberanía
nacional y los derechos de los ciudadanos, plegándose a una modificación constitucional impuesta
por Alemania, a traición del pueblo.
Pedro
Sánchez, el secretario general del PSOE, más parecido a un convidado de piedra
que a un líder, también apareció en los medios asegurando que España no es
Grecia. Aunque debe saber que el partido, que supuestamente lidera, cada día se
parece más al PASOK, la formación que firmó su acta de defunción al apoyar a
Samáras. Engaña, o se autoengaña, al asegurar que el PSOE nunca pactará con el
PP, al tiempo que firma pactos ‘por responsabilidad de Estado’ con los que
avala acciones que critica no solo el pueblo sino prestigiosos juristas.
En
cualquier caso, el PSOE comenzó a firmar su acta de defunción cuando introdujo
el artículo 135 en la Constitución. Esa decisión fue la que le hizo perder las
elecciones de 2011 y le seguirá costando votos, cientos de miles, en tanto no
se comprometa a derogarlo; Aunque después de decir que lo haría, recogió velas,
tal vez porque así se lo hicieron decir los bancos, a los que el PSOE debe
cantidades millonarias.
España
no será Grecia, pero se parece mucho. Y sobre todo, muchos millones de
españoles nos parecemos a los sufridos griegos, hartos de gobiernos que dedican
sus esfuerzos a complacer al FMI, al BCE, al Bundesbank y a la señora Merkel,
dejando a los ciudadanos a los pies de los caballos, condenándolos a muerte por
falta de calefacción, de medicinas o de casa.
España
no será Grecia ni Syriza Podemos. Pero en las elecciones de 2015 –o de 2016,
porque da la sensación de que Raxoi intentará ganar tiempo vulnerando una vez
más la ley-, seguramente se repetirán los resultados electorales.
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