La
publicación de una encuesta de Sigma 2 para Mediaset, en la que se dice que el
PP sube tres puntos en intención de voto y se sitúa como primera fuerza de
nuevo, por delante de Podemos, que baja 2.5 puntos respecto al anterior sondeo de la citada consultora, hace
plantearse si las encuestas reflejan la realidad o son simple manipulación,
destinada a dirigir el voto de la ciudadanía, o bien esta vive en un permanente
estado de dipsomanía aguda.
En
los informativos de T5, de la cadena Mediaset -controlada por el grupo
Fininvest, propiedad de Silvio Berlusconi y por Prisa, a su vez controlada por
inversoras estadounidenses-, facilitaron unos datos que hacen sospechar que su
encuesta responde más a los deseos de los amos que a la realidad del país,
porque, de ser cierto que los españoles piensan aún en votar al PP, con todo lo
que está sucediendo, y el marasmo de corrupción en el que se halla inmerso, por
mucho que sus dirigentes nieguen tener nada que ver con la red corrupta Gürtel,
es que la ciudadanía está loca o no se entera de datos tan llamativos como que
el juez Ruz considere al PP beneficiario a título lucrativo de la trama, o que
esté plenamente constatado que existía una Caja B, de la que supuestamente
Bárcenas robó 300.000 euros de cantidades en negro, según la Fiscalía, lo que
lleva a pensar a cualquier persona mínimamente lúcida cuánto dinero había en
esa caja para que no se dieran cuenta de que alguien les birlaba la citada
cifra.
El
mismo día que el abogado Javier Gómez de Liaño –exjuez expulsado de la carrera
judicial por prevaricación por su actuación en el caso Sogecable- abandonaba la
defensa del extesorero Bárcenas por la entrevista concedida por este al diario
ABC, aparecía en la prensa la noticia de que el vicepresidente de la Comunidad
de Madrid, Salvador Victoria está también relacionado con la trama Púnica.
Así
la información sobre los casos de corrupción en el seno del PP se airea
constantemente. En el caso del extesorero Bárcenas porque en la mencionada
entrevista que provocó la renuncia de Gómez de Liaño como defensor, y en la que
señalaba a la dirección del PP como responsable de la Caja B, hace sospechar si
el letrado deja la defensa es porque, al fin, el extesorero haya decidido
lanzar lo que desde algunos medios llaman dramáticamente su ‘bomba atómica’
contra el PP. Paralelamente los medios informaban de nuevos datos de corrupción
en el seno del PP, esta vez de Madrid, donde un alto cargo de esa comunidad, José
Martínez Nicolás, exconsejero delegado de la Agencia Informática y de
Comunicaciones -un organismo público cuyo consejo de administración preside
Victoria-, declaró ante el juez Eloy Velasco, instructor del caso Púnica, que
Victoria le ordenó pedir a la firma de tecnologías informáticas Indra saldar
una deuda de 10.000 euros con el empresario Alejandro de Pedro Llorca, uno de
los 35 detenidos en esa operación -en prisión hasta la pasada nochebuena- y
señalado como el conseguidor de la red.
Según
las pesquisas llevadas a cabo por la policía judicial y la UDEF, la deuda
obedecía a trabajos hechos por De Pedro para mejorar la imagen en las redes
sociales e Internet de diferentes cargos del Gobierno de Madrid. En el sumario
figuran pruebas de que Eico Online Reputation Management SL, la firma de Pedro
Llorca, recibió encargos para promocionar la imagen en la Red de Victoria y del
presidente madrileño, Ignacio González, algunos de ellos pagados con dinero
público. Una vez más, y no es la primer, el PP madrileño habría cometido un
delito de malversación de fondos públicos para hacer campaña a favor de sus
dirigentes que, se supone, tendrían que abonar esas campañas con los fondos de
su partido.
Cuesta
trabajo aceptar que los ciudadanos estén dispuestos a renovar su confianza a
una formación que no solo está sumida en escandalosos casos de corrupción, sino
que parece muy poco interesado en acabar con ella, a tenor de su rechazo, por
ejemplo, a bajar las cifras por las que se castigará con penas de cárcel a
quienes financien ilegalmente un partido. La oposición quería que en cualquier
caso fuese delito, independientemente de la cantidad, sin embargo el PP se
empeñó en fijar el delito cuantificándolo a partir de 500.000 euros; si alguien
financia ilegalmente un partido por debajo de esa cantidad no se enfrentará a
penas de prisión sino a una multa. A propósito de ese asunto, el socialista
Manuel de la Rocha señalaba: “es una vergüenza que deja la puerta abierta a un
auténtico coladero de corruptos que no evitaría, por ejemplo, un nuevo caso
Bárcenas. Porque si repasamos la lista de Bárcenas, la inmensa mayoría de los
donantes no rebasaron esas cifras, que se situaban casi todas entre 50.000 y
200.000 euros. Quiere decir que aquellos que sigan financiando a PP lo harán
sabiendo que si les cogen no irán a la cárcel”.
La
noticia fue editada en algunos medios de papel y en la mayoría de los
digitales, sin embargo, en los informativos televisivos se ocultó a los
espectadores. Si se tiene en cuenta que la mayoría de la población se informa,
precisamente, a través de las pantallas televisivas, solo conocen lo que es
favorable para el PP.
Aun
así, y por mucho que las empresas consultoras y los medios a su servicio
manipulen y oculten informaciones que dejan claro las mentiras de sus
dirigentes y la corrupción que enfanga al partido en el Gobierno, existen
muchos millones de españoles que saben que fueron engañados por el actual
partido en el poder, porque sufren las consecuencias de haberlo votado creyendo
su programa electoral, en el que aseguraban que crearían tres millones y medio
de puestos de trabajo, que no darían dinero a los bancos, que había una línea
roja a la hora de recortar, puesta en la Educación y la Sanidad.
No
será fácil que puedan creer el mensaje de los populares los parados que
perdieron su prestación en estos años, los enfermos de Hepatitis C, los
jubilados que deben repagar sus medicamentos y, en muchos casos, mantener a sus
familias con su exigua pensión –que tan solo subió céntimos este año- y los
doce millones españoles que han caído bajo el umbral de la pobreza. Esas
personas, que tal vez no se enteren de los casos de corrupción como lo hacemos
quienes estamos en permanente contacto con informaciones no manipuladas, o que
sabemos leer entre líneas, y discernir dónde está la verdad pese a las
afirmaciones de los políticos del PP, no votarán al PP por mucho que las
encuestas de cualesquiera consultoras aseguren que el actual Gobierno remonta
en intención de voto.
Porque
si los damnificados de tanto abuso y tanta ignominia votan de nuevo al PP habrá
que pensar que la mayoría de ciudadanos de este país no lo son, sino súbditos
orates.
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