domingo, 18 de enero de 2015

¿Qué busca el PP removiendo las turbias aguas de ETA?



El pasado día 16 el Ministerio del Interior, a través de la Guardia Civil, llevó a cabo una operación denominada 'Mate' contra miembros del colectivo de abogados y responsables del aparato económico del denominado 'frente de cárceles' de ETA. El Ministerio del Interior confirmó en un comunicado que a primera hora de la mañana de ese día se llevaron a cabo varios registros, entre ellos tres herriko tabernas de Vizcaya y Guipúzcoa, un céntrico despacho de abogados de Bilbao y la sede del sindicato LAB en la ciudad guipuzcoana. 

Fueron doce los abogados detenidos en una operación que se desinfló en breve tiempo, cuando el juez Eloy Velasco –que en su día fue Conseller de Justicia del Govern valenciano de Camps- puso en libertad a seis de ellos, al tiempo que el fisco de la Diputación de Guipúzcoa, responsable de la recaudación fiscal de ese territorio histórico, desmintiese existiera expediente alguno de fraude fiscal contra el colectivo de abogados. 
 
La operación contra los letrados de los etarras fue visto desde algunos colectivos jurídicos y políticos con desagrado, toda vez que en un país democrático, como lo ha sido este hasta el presente, el derecho de defensa es irrenunciable y nunca el Ministerio del Interior había cargado de un modo tan generalizado contra el colectivo de abogados defensores de etarras, y menos, utilizando el pretexto del fraude fiscal. Incluso el Fiscal Superior de Euskadi se vio sorprendido por la operación, que calificó de ‘llamativa’, a la vez que señalaba que “unas detenciones de este calado deben tener mucha justificación”.

Sin embargo, a tenor de la resolución del juez Velasco, nada sospechoso de simpatizante, no ya con el independentismo vasco, sino ni tan solo con la izquierda, la justificación para la contundente operación pareció ser feble y se desinfló en pocos días, pese a las declaraciones del Ministro del Interior y la parafernalia desplegada. 

Lo que lleva a preguntarse qué busca el Gobierno de Raxoi removiendo las ahora calmadas aguas de ETA, que parece se encamina a su disolución, a poco que el Ejecutivo del PP actuae con cierta inteligencia y algo de mano izquierda; del mismo modo que hizo en su día Tony Blair en el Reino Unido con los terroristas del IRA.

El Gobierno de Raxoi pareciera en ocasiones dispuesto a escarbar en el avispero de ETA, no se sabe si por deshacer lo hecho por el Ejecutivo de Zapatero, que seguramente pase a la historia no por sus muchos fallos y su plegarse a la oligarquía, si no por haber puesto fin a unos asesinatos que, desde la ultraderecha, parecen echar de menos, porque no cuentan con combustible para sus ataques a la democracia. 

Desde algunos sectores políticos y observadores extranjeros se coincide en que una política de acercamiento de presos a Euskadi, o la puesta en libertad de los enfermos, supondría abrir las puertas a nuevos pasos en la disolución definitiva de la banda terrorista. Mas el Gobierno de Raxoi parece empeñado, no solo en cerrar esas puertas, sino en exacerbar la ira de los etarras, provocando un resurgimiento de la violencia que a todos debería atemorizar. 

En este país tan cainita, rencoroso y negado al perdón, los exabruptos de algunos colectivos de víctimas, muy críticos con el Gobierno de Raxoi, a pesar de su obcecada torpeza en manejar el asunto de ETA, que se consideran traicionados -aunque racionalmente pareciera que no existen motivos para tal postura-, parece inclinarlo a una deriva muy poco inteligente, a la que se está dejando llevar por un ánimo electoralista muy peligroso. 

No resulta inteligente agitar las aguas del terrorismo de ETA, a menos que, a la desesperada -puesto que las perspectivas electorales del PP se van desinflando por mucho que Raxoi asegure que las encuestas los dan como ganadores de futuros comicios- busque provocar la violencia etarra para capitalizar el victimismo y, de paso, acusar a Podemos, como viene haciendo, de filo etarra. 

Es una actitud que no se puede discernir si encierra una obtusa impericia o una ilimitada maldad.

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