domingo, 25 de enero de 2015

La victoria de Syriza, Podemos y la manipulación mediática.



Estos días, particularmente esta noche, se oye y se lee hasta el aburrimiento que ‘la democracia nació en Grecia’, para, a continuación, hablarnos de la victoria de Syriza como un cambio en la economía del continente, un haberse empezado a poner en pie la Europa de los Pueblos, para acabar con la Europa de los mercados. O los especuladores. Bienvenida sea la victoria de Syriza y ojalá que sea un prolegómeno de la victoria de Podemos en nuestro país. 
 
 A estas horas la Troika, el BCE, el Bundesbank, Ángela Merkerl y, por supuesto, el PP, deben estar temblando. Esta vez los poderes económicos europeos no pudieron, con la campaña del miedo, vencer la ilusión y el deseo de librarse de un monstruo ávido de la sangre, el sudor y el dinero de los ciudadanos. Contando con la colaboración de los medios serviles al sistema se dedicaron, durante la campaña griega, a predecir toda clase de calamidades para el país heleno si ganaba Syriza las elecciones. Como si todas las posibles, y hasta las imposibles no hubiesen caído ya sobre las tierras de Pericles con los gobiernos de Kostas Karamanlis, Yorgos Papandréu, y sobre todo, de Antonis Samáras, utilizaron el discurso del miedo para chantajear a la población con negros fantasmas. No les valió de nada. El pueblo griego se ha sacudido, de un hurnazo, a los políticos serviles con la Troika, con Merkel y con los mercados.

Es imposible no extrapolar la victoria de Syriza a Podemos, por mucho que el secretario general de ese partido no quiera hacerlo. Ambos tienen muchas cosas en común, la principal, que las dos formaciones han logrado que el pueblo tenga la esperanza de poder salir de una situación de empobrecimiento y opresión por parte de los poderes económicos, y no solo. 

Porque, aquí, el Gobierno del PP está actuando como los herederos directos de la dictadura franquista, con leyes como la Mordaza que, pese a las multitudinarias manifestaciones su contra –hoy, miles de personas de veinte ciudades volvieron a salir a protestar contra esa ley- está dispuesto a imponer. A pesar de esas medidas coactivas y reaccionarias de un gobierno filofascista, el pueblo parece haber perdido el miedo, como en Grecia, y es posible que este año pueda desalojar de las instituciones a un Gobierno que, desde que llegó al poder, no hace otra cosa que mentir, manipular, recortar y engañar a la ciudadanía. Y que está inmerso en un lodazal irrespirable de corrupción. 

Pablo Iglesias, el líder de Podemos, tiene mucho parecido con Andoni Tsipras, ambos son jóvenes, valientes, y no parecen estar dispuestos a dejarse asustar por los negros augures del catastrofismo y la reacción de una oligarquía creadora de la crisis económica para hurtar toda clase de derechos. 

Y como el poder lo sabe, hasta ahora, y mucho más a partir de ahora, tras constatar que los pueblos se levantan contra los políticos que imponen recortes y sacrificios, en contra de sus pueblos y de la soberanía de estos para satisfacer la avidez de los amos del dinero y sus mamporreros, la batalla va a ser durísima. Con el apoyo mediático, el poder del dinero representado por el PP y por un PSOE que, torpemente, le hace el juego y se dirige a una debacle similar a la sufrida por el Pasok griego, van a lanzar toda clase de insidias, descalificaciones, mentiras y mensajes catastrofistas. 

Ayer se pudo ver claramente en el programa de La Sextanoche, cuando entrevistaron a Pablo Iglesias. De la hora larga que duró la entrevista, la mayoría del tiempo la dedicaron a preguntar al líder de Podemos por los escándalos ficticios e inventados por la prensa sobre sus correligionarios Íñigo Errejón y Juan Carlos Monedero. De haber estado presente esta bloguera en esa entrevista, que veía y escuchaba mordiéndose las uñas de rabia e impotencia, habría preguntado a Iglesias sobre qué hará con la Ley Mordaza, si acabará con el Concordato, qué prestaciones destinará a los parados, si acabará con repago sanitario y otras muchas cuestiones que afectan a la ciudadanía. Mas es obvio que quienes le entrevistaban, sobre todo Eduardo Inda –alias Don Pantuflo-, recibieron de la cadena la indicación de que no hicieran ese tipo de preguntas, sino que se inclinaran más al tema de los supuestos escándalos, para no dar oportunidad a Iglesias de explicar a la población qué medidas tomará si llega al Gobierno, no sea que la ciudadanía se ilusione y vote a Podemos mayoritariamente. Como han hecho los griegos con Syriza.

Al PP le interesa mucho el mensaje del ‘todo son iguales’, ya que está inmerso en un escándalo de corrupción que, en cualquier país europeo habría provocado la caída del primer ministro, ante las evidencias de estar involucrado en el asunto de la financiación ilegal de su partido. Es posible, incluso que, de ser otra la política europea, Raxoi no contase con el apoyo de los líderes de la UE. Mas para Merkel, el Bundesbank, el FMI y el BCE, es más importante el apoyo de Raxoi a sus medidas de austeridad que su honradez. Teniendo en cuenta, además, que la actual dirección de la UE transige con escándalos como el de Juncker, otro corrupto que facilitó, en su país, que las grandes empresas no pagasen impuestos. 

En la Convención del PP de este fin de semana sus dirigentes dedicaron el tiempo, a partes iguales, a contar mentiras sobre la economía y a criminalizar a Podemos, tildando a ese partido de “radical”, “totalitario” o ‘extremista”, aparte del viejo y manido discurso de que Podemos es chavista y bolivariano o que, si gobierna, hundirá los grandes progresos económicos (¡!) que han realizado ellos durante su legislatura. Que, es de esperar, sea la última en muchos años. 

En estos momentos Tsipras dice que ha sido derrotada la Grecia de los oligarcas. Es lo que tendrá que hacer el pueblo español, votando a Podemos. Recuperar, igual que los helenos, la dignidad y el control de su soberanía y su economía. 

La victoria de Syriza supone un cambio histórico en Europa. Esperemos que el efecto contagio se extienda, y los gobiernos supeditados a la oligarquía financiera vayan cayendo, como las fichas de dominó, para cambiar la Europa del dinero por la de los Pueblos. 

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