miércoles, 16 de julio de 2014

Con tanta injusticia como sufre este pueblo ¿se extraña la casta de que Podemos se consolide?


Gráfico de la encuesta publicada por eldiario.es

Un sindicalista entra en prisión tras ser condenado a una pena de tres años y un día por su participación en un piquete informativo del Movimiento 15M de Granada, en la huelga general del 29 de marzo de 2012 contra la reforma laboral. Una mujer, de 56 años, que participó en el mismo piquete, lo tendrá que hacer, para cumplir la misma pena, a finales de este mes. 
 
En Castilla-La Mancha, cinco personas han muerto esperando a ser atendidas por un equipo médico que nunca llegó; ya fuese en el servicio de urgencias de los “pasillos del infierno” del hospital toledano “Virgen de la Salud”, bien a las puertas de un centro de salud donde un infartado agonizó sin que los profesionales que estaban dentro le prestaran la debida ayuda, según denunció su mujer. Todo ello como consecuencia de las medidas sanitarias impuestas por la presidenta de esa comunidad, María Dolores Cospedal, impertérrita ante esos dramas, muchos de ellos ya en los tribunales. Los desahucios aumentaron en los seis primeros meses de este año un 19.5%, sin que los bancos atiendan al código de buenas prácticas ni el Gobierno legisle alguna medida que impida esos dramas. Por otra parte, el Sistema de Autonomía y Atención a la Dependencia viene perdiendo un total de 3.416 beneficiarios de promedio al mes en 2014, según el 'XIII Dictamen del Observatorio de la Dependencia', elaborado por la Asociación de Directores y Gerentes de Servicios Sociales, que además, suspende a once gobiernos autonómicos en la gestión de la dependencia.


Dos millones doscientos mil parados, de los más de seis millones que existen en este país, no perciben prestación alguna, al tiempo que 800.000 familias no cuentan con ingresos de ningún tipo porque, ni Ayuntamientos ni Comunidades Autónomas, conceden prestaciones después de que los corruptos y los ladrones arrasaran con las arcas públicas. El Tribunal Constitucional, presidido por Pérez de los Cobos, magistrado que fue militante del PP e inspirador de la Reforma Laboral, consagra el despido libre sin indemnización durante el primer año,  con los votos favorables de los jueces afines al PP. En los tribunales condenan a penas de prisión desproporcionadas a sindicalistas y manifestantes, en tanto banqueros ladrones, políticos corruptos y empresarios estafadores se libran de la cárcel sistemáticamente. 
 
Las líneas precedentes son la instantánea de la España del PP, un país donde impera la injusticia y la represión, en el que la élite goza de privilegios y un aumento de ingresos del 18%, al tiempo que la miseria se instala en un pueblo harto de una casta política que no hace sino trabajar para sus propios intereses y a mirarse el ombligo. En esa situación resulta sorprendente que la derecha mediática y política dé muestras de asombro ante la subida espectacular de Podemos que, según algunas encuestas, se sitúa ya como tercera fuerza política detrás de PP y PSOE y por delante de IU y UPyD. 

Una impresión ampliamente extendida es que el votante de Podemos era un votante joven. Algunas encuestas postelectorales ponen de manifiesto que Podemos no se nutre solo de votantes muy jóvenes, sino también de adultos y personas inmersas en una larga transición a la vida adulta. Tampoco recogen esas encuestas que Podemos, otro de los análisis que se hicieron tras las elecciones europeas: el a Podemos no procede de parados sin cualificación profesional, de lo que la despreciativa élite llama ‘chusma’, porque el grueso de votantes de esa formación son, según los últimos análisis sociológicos, urbanitas con estudios superiores, personas sin duda informadas sobre las atrocidades que se padecen en un país en manos de una oligarquía depredadora. 

Los dirigentes de Podemos comparten las inquietudes y la rebeldía de un pueblo que está siendo machacado sistemáticamente por las élites. Pablo Iglesias, que intervino en las Mañanas de Cuatro para hablar de la sentencia del Constitucional sobre la Reforma Laboral, dio la imagen de un político serio, que, con sus palabras sobre el cumplimiento de la Constitución y lo que debería ser el honesto funcionamiento de los defensores de la ley de leyes española, transmitió la idea de que, de llegar al poder, no representará la quiebra que anuncian los catastrofistas de la casta política, sino la quiebra de los privilegios de unas élites que llevan demasiado tiempo explotando al pueblo. 

Es lógico que las miradas de la gente se fijen en una formación surgida del pueblo y cuyo programa contempla medidas que harían que se cumpliese esa Constitución de la que tanto hablan las mismas élites que la incumplen sistemáticamente en su propio beneficio.

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