Para ligar, Elorza, hay que poner la palabra al servicio de la razón y la buena fe.
Magnífico artículo tomado del blog ‘No te entiendo’ de Luisa Seoane
Rey,reproducido con su autorización
¿Nadie siente
vergüenza ajena cuando lee, aunque solo sea de pasada, los artículos que
Antonio Elorza escribe para El País? Porque una cosa es que este profesor de
Ciencias Políticas se haya pasado media vida polemizando, con viejos argumentos
y sin pizca de sensibilidad, la cabeza henchida de integristas fantasmas, con
expertos y moderados arabistas, con estudiosos de los nacionalismos españoles
-en este sentido, me extrañó no habérmelo tropezado entre los firmantes del
manifiesto de la plataforma “Libres e Iguales”- y del origen de esta nación, o
que haya apoyado a UPyD y su carca ideología, y muy otra que esté haciendo el
ridículo, poniéndose a la altura de ciertos contertulios de la prensa de la
caverna, o a la de un inmaduro y enfervorizado muchachito de la FAES.
Por dar
un par de nombres de artículos concretos demoledores, como los juzgan
quienes acompañan con palmas los bailes y las musiquitas de los más
castizo-fascistas del PP, “La ola” y el último… bueno, no, acabo de verificar
que empieza a enviarlos a pares a El País, el penúltimo que ha escrito, en la
misma fecha, 18 de julio, del que acabo de ver ahora mismo -”Un no y dos
manifiestos”-, “La irresistible ascensión de P.I.”
“La ola” es una
película alemana en la que a un profesor de instituto se le ocurre hacer un
experimento para que sus alumnos lleguen a entender el funcionamiento de un régimen
totalitario en una semana de prácticas, una especie de taller del
totalitarismo, para entendernos; los propios alumnos y el profesor lo
escenificarán en su vida diaria, en la escuela como fuera de ella.
Aunque no la
hayan visto, imaginan el desenlace: lo que se había mostrado como inocente
experimento escolar sin mayor trascendencia va derivando en una situación en la
que el profesor pierde el control del asunto, que deviene precisamente en algo
muy similar a lo que había querido que los chicos entendieran y detestaran. Al
margen de la lección que pretende dar su director, Dennis Gansel, del atractivo
de las aulas en el cine, del enorme éxito de la película, en especial, en su
país natal, personalmente, me dio pie para repasar otras lecciones aprendidas
sobre la marcha durante los últimos lustros, sin ir más lejos, la de la madurez
a la altura de la del lenguado de ciertos profesores, la personalidad
conflictiva de otros, el desparpajo con el que lidian niños unos u otros, sin
duda, el producto inevitable de haber tenido que hacer maestros y profesores
como churros en función de la justa democratización de las aulas, y aquella
otra sobre las obsesiones y los fantasmas de los alemanes desde que empezaron a
atreverse a encararlos y a hablar abiertamente, más o menos abiertamente, de
ellos. Y sobre USA y los conejillos de Indias, de paso, cómo no.
Porque el guión
de esta película está inspirado en un experimento en un colegio norteamericano,
La tercera ola, que llevó a cabo en 1967 -en un colegio de Palo Alto,
California- el profesor de historia Ron Jones. Al ver que sus alumnos eran
incapaces de llegar a comprender por qué los ciudadanos alemanes habían
permitido que los nazis exterminaran a millones de judíos y otros infelices, se
lió la manta a la cabeza y puso en acción un proyecto que logró convertir a su
clase, y a multitud de alumnos de la escuela que se adhirieron al proyecto, en
un grupo convencido del sentido de una causa por la que debían haber sentido
franca repulsa. “Fuerza mediante la disciplina, fuerza mediante la comunidad,
fuerza a través de la acción, fuerza a través del orgullo” era el lema del
profesor que así sintetizaba la ideología capaz de forjar una mentalidad
totalitaria en los chicos, para enseguida pasar a dar sentido a sus acciones.
Ahora trasladen
todo esto a la Facultad de Políticas de la Complutense de Madrid con ocasión de
la presencia impuesta a los estudiantes de un Josep Piqué, político del PP, en
2008, de una Rosa Díaz, cofundadora de UPyD, portavoz y diputada en el Parlamento,
obstinada en repetir visita en 2010, visitas, la de uno y la de otra, ni que
decir tiene, rotundamente desinteresadas y enfocadas en exclusiva a contribuir
a la maduración de los jóvenes universitarios. Añadan a esto, sin embargo, la
actitud de rechazo frontal a los ponentes por parte de un amplio grupo de
estudiantes, ¡en rebeldía por primera vez en toda la historia universitaria de
este país, Dios mío, según debe constar en acta!, mezclen todo ello como en
saco de trapero con Chávez, con Correa y con Evo Morales, con Irán, con Corea
del Norte, con la izquierda abertzale… no sé si me dejo a alguien, es muy
probable, agítenlo bien… y ahí tienen el Trío del Mal
Monedero-Iglesias-Errejón, “Contrapoder”, los infernales ideólogos y
responsables de aquellos desórdenes y sus abyectos objetivos. Y de Contrapoder
a Podemos, un paso. Por mi cuenta, podría añadir que, desde luego, si UPyD, en
realidad casi PP, el propio PP, el PSOE, el que hay de momento, ese IU
tranquilito a la espera, la ambigüedad y el cinismo de CIU, etc., se mantienen
en sus trece, que da toda la sensación, Podemos puede volver a darles un susto
de muerte, qué va, el susto que los ponga definitivamente en su sitio. ¿No
podrían hacer una lectura más adecuada de la situación actual los mentados y los
que quedan por mentar, más ceñida o ajustadita a la realidad, más sensata y que
sirviera de revulsivo definitivo a todos cuantos no están dispuestos a mover un
dedo ante un estado de cosas, más que miserable o insufrible o desesperado,
rechazable e inadmisible porque ronda lo criminal, de otra manera, resulta muy
peligroso, por más paciencia que haya tenido hasta ahora el hambre, la
desesperación y la humillación de este pacífico pueblo?
Pues el último
artículo de Elorza, “La irresistible ascensión de P.I.”, viene a ser más de lo
mismo, Chávez, Maduro, Correa, Morales, Corea del Norte, las herriko
tabernas, los desafiantes nacionalismos catalán y vasco, los iraníes… En
fin, ya saben, el padre gritándole al nene, y Elorza al lector, que por qué se
va de casa, por todos los diablos, si en casa se vive puta madre, joder, aunque
la madre se haya ido aterrorizada tiempo ha, y quien grita, papá, sea un
enloquecido borracho irresponsable que le da una paliza al hijo cada vez que
dice que quiere, no ya vivir como la gente de su edad, sino sobrevivir, y que
lo amonesta verboso y brutal con el gastado e inútil consejo de que se guarde
de las malas compañías que lo incitan a la rebeldía y a abandonar la casa del
padre sin razón a la vista, sencillamente porque sí.
Conste que estoy
más que convencida de que a cualquiera medianamente civilizado le repugnan los
integrismos; de ahí, que solo el escuchar a cualquiera de los miembros de este
Gobierno, pero incluso a Rosa Díaz, me enferme. Pero el problema con toda esta
gente de la derecha española, ultraderecha, o que al menos siempre cojea en esa
dirección, es dónde pone los puntos, las comas y el acento cuando se atreve a
hablar de integrismos, últimamente, a diario. ¿Se los pone por casualidad al
integrismo neoliberal, a sus defensores y sostenedores? ¿Condena los brutales
instrumentos de los que se hace servir? ¿El integrismo del gobierno financiero
mundial que mantiene cautivos a los gobiernos europeos democráticos? ¿El
del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, que debieran desaparecer
sin más debate en foro alguno? ¿El de una Organización de Naciones Unidas que
debe ser transformada de manera radical e inmediata sí o sí? ¿El integrismo
españolista? ¿El del PP? ¿El de un Israel no sé si cuasi genocida, o genocida
sin cuasi que valga? Por ir solo al último interrogante, sospecho que todos
estos, Elorza entre ellos, o Elorza entre los voceros, sabe mucho más de
integrismo islámico palestino que del sionista o del de los valedores del
estado de Israel, los USA, pero no los únicos, que permiten y amparan de forma
asombrosa un ¿genocidio progresivo? o cada vez más audaz de Israel en Gaza. Ya
saben, Israel, sí, Venezuela, no. Palestina, por Dios, qué lata.
Hay cosas que
parecen no tener remedio, y en que no lo tengan gasta su vida un ejército de
hipócritas y de colaboracionistas sin alma. Y claro, cuando alguien parece
hablar nuestra misma lengua, diciendo lleno de santa indignación que cómo no va
a haber remedio contra la delincuencia o contra el crimen organizado aplicados
sistemáticamente a la defensa y el sostén de los ya escandalosamente poderosos
y ricos, contra el implacable y feroz aplastamiento de las ciudadanías,
imprescindible aplastamiento para que los primeros sigan su ascensión y su
progreso, resulta inevitable que prefiramos tratar de entendernos con gente
como la de Podemos, por ejemplo, que con quienes sostienen, incluso es posible
que crean firmemente, que las cosas siempre fueron y seguirán siendo así, que
este es el único camino a andar.O a arrear. A estos segundos, estos sí,
populistas, demagogos y antisistema, colaboracionistas de regímenes criminales,
solo cabe negarles la amistad, el oído y el saludo. Como diría ese muchacho de
quien aún sabemos tan poquito, Pablo Iglesias, esa no puede ni debe ser la
patria de los bien nacidos, nuestra patria.
“La irresistible
ascensión de P.I.” 18 de julio de 2014
http://elpais.com/elpais/2014/07/09/opinion/1404895770_355103.html
“La ola” 16 de
junio de 2014
http://elpais.com/elpais/2014/06/13/opinion/1402669397_082667.html
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