martes, 24 de febrero de 2015

El Estado de la Nación…de Alicia en el País de las Maravillas.



“Hemos superado la crisis sin desgarros, sin desigualdad, sin poner en peligro el Estado del Bienestar” afirmó Mariano Raxoi en su primera intervención del debate del Estado de la Nación de Alicia en el País de las Maravillas. Y cuántos, al oírle, habrán querido ser la reina de la novela de Lewis Caroll, aquel antipático personaje que repetía reiteradamente “¡qué le corten la cabeza!”

Dicen los analistas,  más o menos críticos dentro de lo escasamente crítica que es la prensa de este país, que Raxoi no hizo un discurso de debate del Estado de la Nación si no un mitin electoral. Mas lo de Raxoi no ha sido ni eso, para definir las esencias del discurso de Raxoi habría que acercarse a un psiquiatra o psicólogo clínico que pudiese explicar los síntomas de quienes sufren de mitomanía convulsiva. Raxoi parecía un mitómano hablando de un país inexistente, de una economía inventada, de unos datos falseados. ¿Dirigidos a sus votantes, a las bancadas del PP? Desde luego no a esa sociedad que sufre las consecuencias de los recortes y leyes injustas que han dado lugar la pérdida de casi seiscientos mil puestos de trabajo desde que llegó a La Moncloa, a la muerte de diez mil personas a causa de la pobreza energética, a los padres de los tres millones y medio de niños con problemas de nutrición, a los tres millones de parados sin prestaciones, a los familiares de los cuatro mil muertos el pasado año por no contar con el Sovaldi, a los 32.000 desahuciados solo el pasado año, a los cerca de cien mil jóvenes obligados a dejar la universidad por no poder asumir el coste de las altas tasas académicas; en resumen a los millones de españoles que sufren las consecuencias de un gobierno presidido por un mitómano sin empatía ni respeto por los ciudadanos.

Por mentir, perseveró en una mentira que lleva meses repitiendo: “España es el país que más crece en la eurozona” Aunque los gráficos demuestran que hay siete países que crecen más: Malta, Luxemburgo, Irlanda, Eslovenia, Estonia y Lituania. Doce, entre los países europeos no pertenecientes al euro, y que también superaron en crecimiento a España. Una andrómina más de un presidente enfermo de mitomanía.

Un mentiroso compulsivo que se atrevió a anunciar una Ley de Segunda oportunidad –reclamada desde hace años por la PAH, por Podemos, incluso por la  oposición parlamentaria con la boca pequeña- que, en primer lugar, no hay tiempo para hacer porque la legislatura prácticamente acabó hoy y, aunque saliese, lo haría como fraude, porque ya se ocupó el ministro de economía, Luis de Guindos, de aclarar, para tranquilizar a sus amigos banqueros, que no contemplará las deudas hipotecarias. Un mendaz que anunció medidas de ayudas que hizo en el discurso de investidura, en los de los debates del Estado de la Nación de 2012, 13 y 14 y que jamás se aplicarán.

La mañana transcurrió en el Congreso escuchando las mentiras de un gobernante sin sentido de la realidad, o un mentiroso compulsivo, que dibujó la imagen de un país idílico tan solo para banqueros ladrones, empresarios defraudadores de impuestos, un clero avaricioso y jueces comprados.

Ya por la tarde tomó la palabra el líder de la oposición parlamentaria, la otra, la de la calle, la mayoritaria de verdad, no pudo expresarse, lo hará ante los medios o ante la gente, su gente, poniendo de manifiesto la distancia y el divorcio que existe en este país entre la ciudadanía y un parlamento anquilosado y alejado de los problemas del pueblo. 

A decir de algunos medios, el debate lo ganó Pedro Sánchez que tuvo frases afortunadas y contundentes, y logró sacar de su casillas al casi siempre templado, o pasota, Presidente Raxoi. "Precariedad, impuestos y Bárcenas". Así definió Sánchez el mandato de Raxoi. No estuvo mal el secretario general del PSOE en su discurso, bien es cierto que en el reino de los ciegos el tuerto es rey, o en el reino de las falsedades quien dice la verdad es mejor político. O merece más confianza. El discurso de Pedro Sánchez, a momentos, incluso parecía el de un hombre de izquierdas. Lástima que ese izquierdismo desaparezca de los presuntamente socialistas en cuanto llegan al Gobierno, que no al poder, porque ese siempre está en manos de la oligarquía y el clero. De lo que no hubo duda fue del berrinche que le dio a un desquiciado Mariano Raxoi que espetó furioso a Pedro Sánchez “No vuelva aquí a decir o hacer nada ¡ha sido patético!”. Lo patético, sin duda, fue su airada reacción.

Hubo olvidos reseñables en el discurso de Sánchez, no recordó a los muertos de Hepatitis C, aunque a sí a los jubilados, a los estudiantes, a los jóvenes que se exilian… tampoco se olvidó de recordarle el rescate que Raxoi niega. Y sí se olvidó de asuntos como el dinero que absorbe la iglesia a los ciudadanos. Porque anunció que si gobierna derogará la Ley Mordaza, la Reforma Laboral o la LOMCE, pero calló, una vez más, sobre un concordato que levanta ampollas en millones de laicos. Ni aludió a las componendas de los gobiernos, también del PSOE, para controlar a los jueces.

Los partidos minoritarios, incluido UPyD, fueron mucho más contundentes en la críticas a Raxoi de que lo que fue Pedro Sánchez, a pesar de ser el único en exasperar al Presidente. Alberto Garzón, la promesa de IU, del que se esperaba mucho, tuvo un discurso bastante plano, quizá por falta de experiencia, de carácter o  nervio. Fue una pena que no estuviese en ese Debate el verdadero líder de la oposición, Pablo Iglesias.

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