‘Telepredicador’, ‘populista’, ‘peligro para la
democracia’… son algunos de los epítetos que los dirigentes del PP vienen
dirigiendo al líder de Podemos, Pablo Iglesias, y en general a toda la
formación. No hay día que la caverna mediática o Esperanza Aguirre, Carlos Floriano,
Esteban González Pons o cualesquiera otros dirigentes del PP dejen caer algunas
palabras, siempre ofensivas, contra Podemos y sus votantes. Pareciera que el PP
estuviese obsesionado con Pablo Iglesias, Carlos Monedero o Íñigo Errejón, como
si estos fuesen enemigos públicos en lugar de políticos de una formación con
los mismos derechos que el resto de las existentes en el país.
El PP ha cambiado su obsesión descalificadora
contra el PSOE –cuando Zapatero era el responsable de todos los males
existentes en el mundo- por su rabia contra Podemos. Es evidente que la
formación que lidera Pablo Iglesias es la antítesis del PP. Se trata de políticos
vírgenes, sin condicionantes ni supeditaciones a los bancos, sin deseos de
formar parte de los Consejos de Administración de las empresas energéticas, sin
el afán, tan frecuente en los políticos de de este país, de llegar a al
poltrona para forrarse. Han renunciado a parte de sus sueldos en el Parlamento Europeo
para ayudar a la gente, y plantean unas medidas que, de llegar al Gobierno,
librarán a este país de la supeditación a los bancos, a las empresas
energéticas y la brecha social, todo dentro de la Constitución que tanto invoca
el PP y tan poco cumple.
La gente confía en Podemos y las encuestas de
intención de voto reflejan la espectacular subida de la formación más allá de
lo que en un principio algunos pensaron un espejismo en las europeas. Todo eso
tiene muy nervioso al PP, pero también parece haber encontrado en las críticas
a Podemos y a Pablo Iglesias –sobre el que cada día lanzan un infundio
inmediatamente desmentido-, un parapeto, la base de una maniobra de distracción,
para que otras noticias no sean analizadas en las tertulias ni explicadas en
los medios.
Si la emprenden por cualquier asunto contra Pablo
Iglesias quizá no haya espacio ni tiempo para contar a televidentes o lectores
los muchos abusos, dislates y miserias del PP. Así, por ejemplo, pasa
desapercibido el desatino y abuso que supone que, al tiempo que el Gobierno
aplica recortes incontables sobre los derechos de los ciudadanos, se gaste más
de dieciséis millones de euros en remodelar, amueblar y decorar los despachos
de los ministros y altos cargos en diversos ministerios. O que el Congreso
convoque un concurso para facilitar a sus señorías el uso gratuito de Iphones y
Adsl hasta en sus casas, por un valor de 1.5 millones de euros, como si los
diputados, con los sueldos que reciben, no pudieran pagar la factura del
teléfono o de Internet. O que haya dedicado más de cuatro millones de euros a
obras en el Congreso.
Dirá el PP que esos casos son lo que vulgarmente
se dice ‘el chocolate del loro’, pero tantas tabletas pueden suponer
prestaciones sociales, sanidad o educación, la misma que recorta de manera
implacable el Gobierno. ¿Cuántas prestaciones a Dependencia, podrían pagarse si
los diputados del PP, con varias propiedades inmobiliarias en Madrid renunciasen
a los 1.800 euros de suplemento a la vivienda?
Mas hay casos más graves, de un gasto que nunca
tendría que haberse producido, el del rescate a la banca, causante de una deuda
del casi el 100% del PIB que no tendrían por qué asumir los españoles. Solo con
el rescate de Caixa Banc, que costó más de doce mil millones a las arcas
públicas, se podría haber costeado, la suma de todos los recortes en sanidad y
educación hasta el año 2013 - 13.800
millones de euros-.
Sin duda, si alguno de esos populares que
consideran que los políticos tienen derecho a privilegios sin cuento porque
algunos de ellos ganarían más en la empresa privada –nos harían un gran favor
si se fuesen a esas empresas que tanto les pagarían según ellos-, al ignorar que
la política bien entendida es un servicio a la sociedad y no una actividad
lucrativa. Pero a ver quién le explica eso a un partido que lleva veinte años,
que se sepa, financiándose irregularmente y algunos de cuyos miembros
presumieron en el pasado de ‘estar en la política para forrarse’.
Da la impresión de que con sus constantes ataques
a Podemos, los dirigentes del PP pretenden que nos olvidemos del caso Gürtel,
del caso Brugal, de la ilegal financiación de la sede de Génova 13; de la
reforma de la ley del aborto, que Gallardón pretende perpetrar con veraniega
alevosía. O que no sigamos con demasiado interés las peripecias de algunos de
sus miembros con un pie en la cárcel, como el expresidente de la Diputación de
Castellón, Carlos Fabra, que alardeó ante la prensa de que él jamás pisaría una
prisión y hoy el Tribunal Supremo ha ordenado su encarcelamiento.
Arbitrarios, injustos, represores y corruptos. Los
políticos del PP, muchos de ellos inmersos en causas judiciales, o señalados
como tales pese a que la prescripción a causa de la lentitud de la Justicia los
haya librado del castigo, utilizan a Podemos como el payaso de las bofetadas
del circo de su inoperancia y torpeza política, de sus injustas decisiones y
sus escasamente honestas prácticas.
Algunos de entre ellos piensan que los ataques a Pablo
Iglesias y a Podemos puede acabar costándoles caro, porque cuanto más hablan de
ellos más propaganda les hacen, y más simpatías recogen.
Les va a dar igual. Hablen o no de Podemos, la
realidad es que la ciudadanía considera que esa formación puede dar un giro al
destino de pobreza, desesperanza y latrocinio que ha impuesto el PP.
Asi es,,, yo confio en PODEMOS,, y si pensamos friamente con la cabeza despejada,, nos daremos cuenta,, que es el unico partido que puede hacer algo para sacarnos de esa desesperanza. Los ciudadano, saben lo que han de hacer, y lo harán,, por mucho que digan barbaridade de PODEMOS.. Hemos llegadoa una situación que se hace insostenible,, y eso lo hemos de correguir sea como sea y cueste lo que cueste mal les pese a muchos,
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