Las omisiones mediáticas sobre PODEMOS y su
dirigente, Pablo Iglesias, no cesan. Ocurrió el pasado sábado, en el programa
La Sextanoche, cuando ni las cámaras ni el conductor del programa, ni los
comentarios de los tertulianos dieron cuenta de que Pablo Iglesias fue
recibido, a su entrada en el plató, por un entusiástico público que le aclamó
con grandes aplausos, puesto en píe, mientras coreaban: ‘¡Presidente!
¡Presidente!’. Hay que remontarse a 1981, cuando Felipe González parecía
representar una opción de cambio, para recordar semejantes explosiones de
fervor por un dirigente político. Y es que la alternativa de PODEMOS a la
actual situación de genocidio que se está produciendo en nuestra sociedad,
aprovechando la crisis, cada día cala más en una ciudadanía cansada de
recortes, injusticias, compadreos y abusos.
De la distancia entre las inquietudes de PODEMOS da
idea la firma, por parte de Pablo Iglesias, junto con otros doscientos cincuenta científicos, académicos, intelectuales, activistas y
políticos, entre ellos Ada Colau, o Alberto Garzón, del manifiesto titulado
‘Última llamada’ que reclama un "cambio radical" de
modelo, ante la crisis ecológica y de civilización, por la que camina el siglo
XXI. La preocupación por un sistema depredador que está agotando los recursos
naturales y energéticos que rompen el equilibrio de la tierra es común a los movimientos
sociales, al mundo científico y al de la cultura, al contrario que la
indiferencia de los partidos gobernantes en, prácticamente, todo el mundo.
“El
crecimiento es ya un genocidio a cámara lenta”, señala el manifiesto en el que
se reclama un "cambio radical" de modelo ante la crisis ecológica y de
civilización por la que camina el siglo XXI. “Esto es más que una crisis
económica y de régimen: es una crisis de civilización” afirman los signatarios
del manifiesto que consideran que “el siglo XXI será el siglo más decisivo de
la historia de la humanidad. Supondrá una gran prueba para todas las culturas y
sociedades, y para la especie en su conjunto. Una prueba donde se dirimirá nuestra
continuidad en la Tierra y la posibilidad de llamar “humana” a la vida que
seamos capaces de organizar después”. La
conciencia ecologista de los firmantes del manifiesto contrasta poderosamente
con la política energética y ecologista de un Gobierno, el de Raxoi, que
persigue las energías renovables y actúa como un verdadero depredador en sus
planeamientos urbanísticos.
Al tiempo que líderes representantes de los
movimientos ciudadanos y de opciones políticas que encarnan las inquietudes de
una ciudadanía que sufre las consecuencias de políticas depredadoras e
insolidarias, los representantes del bipartidismo caduco siguen obcecados en su
continuo mirarse el ombligo. El partido de Gobierno, el PP, actúa no ya como un
partido con mayoría absoluta, sino como un verdadero autócrata que impone
medidas legislativas a través de Decretos Leyes, y planea una reforma electoral
en los Ayuntamientos que supone un verdadero atentado, no ya solo a la
libertad, sino a la esencia misma de la Constitución que considera que ha de
promoverse la pluralidad política. En tanto, el PSOE, distraído con sus debates
para elegir al nuevo Secretario General, concentrado en el debate interno, no
parece enterarse de las inquietudes y problemas del pueblo en su constante
autocontemplación y no reacciona ante las tropelías democráticas de un
Ejecutivo que está encantado con la pelea interna del principal partido de la
supuesta oposición que no parece tal, como viene demostrando desde hace años,
sino más de lo mismo. Debe ser por esas posiciones por lo que, tanto PP como PSOE, ven como
enemigo a PODEMOS, la formación que ofrece un cambio de régimen, una manera
diferente de hacer las cosas, en beneficio de los ciudadanos, contra los
especuladores financieros, y los destructores del planeta.
Por suerte, esta generación es mas difícil tumbarla o asesinarla, reconozcamos que su intelecto por fortuna ya no es tan precario. ¡Adelante podemos!
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