domingo, 12 de octubre de 2014

El incierto futuro del PSOE en un nuevo mapa político.



Las encuestas de intención de voto colocan al PSOE de Pedro Sánchez ante disyuntivas que tendrá que estudiar muy bien para no hundir su futuro. Sigue dando la impresión de que sus dirigentes caminan por un lado y sus militantes por otro, por mucho que su Secretario General no se canse de proclamar un cambio de políticas muy distintas a las que llevó a cabo durante la última etapa del Gobierno de Zapatero, y durante los años de oposición de Rubalcaba. 

Fuentes bien informadas aseguran que entre los diputados socialistas en el Congreso bulle la necesidad de cambiar el artículo 135 de la Constitución, aquel que con agosticidad y alevosía cambiaron Zapatero y Raxoi en 48 horas, sin contar no solo con la ciudadanía, sino ignorando el parecer de sus bases. La reforma constitucional –de una carta magna que durante treinta y tres años no registró excepto cambios meramente burocráticos- colocó a los españoles a los pies de los caballos al aceptar las presiones de Ángela Merkel para anteponer, por ley, los intereses de los bancos alemanes a las necesidades del pueblo. El PSOE pagó esa decisión, que dijo tomar para librar a España del rescate, con la pérdida de casi cinco millones de votos. Ahora parece que en el Grupo Parlamentario crecen las ideas para tocar de nuevo el artículo 135, posibilidad que dice no descartar el propio Secretario General, aunque con la boca pequeña, e incluso condicionando esa medida a una reforma constitucional de mayor calado. 

Mucho ha de cambiar el PSOE para rectificar decisiones políticas muy contrarias a los intereses del pueblo que señalan a los políticos socialistas como conniventes con los capitalistas. La vinculación de algunos de ellos en asuntos tan escandalosos como el de las tarjetas fantasma de Caja Madrid, es tan solo un paradigma de la cercanía del partido socialista a un capitalismo desaforado y ladrón.
Mas no es la única evidencia del contubernio que el PSOE mantuvo con el capitalismo. Por ejemplo, en el asunto del proyecto CASTOR,  impulsado por el empresario Florentino Pérez, fueron ministros socialistas los que aprobaron encantados tal dislate medioambiental, que va a costar a los ciudadanos a la postre 1.350.729.000 euros, porque Miguel Sebastián, Cristina Narbona, José Montilla, Elena Espinosa y Carmen Chacón avalaron un proyecto que había bendecido el ministro de Industria del PP con Aznar, José Piqué. Entre las muchas decisiones que hicieron perder infinidad de votos al PSOE hay que mencionar su política de vivienda, en la que agilizó los procesos de desahucios y se negó a aprobar la dación en pago, legislando de acuerdo con los intereses de los bancos y dando la espalda a las de los ciudadanos. 

Aunque en el presente, más que las muchas equivocaciones que cometió, al gobernar de acuerdo a los intereses de los financieros y la oligarquía, hay un asunto que puede marcar el futuro del PSOE y acabar hundiéndolo, o incluso propiciando su desaparición, si cae en el error de negarse a pactos con la izquierda. 

El líder de Podemos manifestaba en El Mundo “el PSOE tendrá que elegir entre hacer Presidente a Mariano Raxoi o a mí”. Y es que el cambio de mapa político ya no es el del bipartidismo que permitió una alternancia de poder al estilo de la restauración borbónica del siglo XIX y principios del XX. Podemos ha irrumpido en el panorama político para quedarse e IU sigue creciendo. Al escrutar las últimas encuestas sobre intención de voto, la de Metroscopia y La Sexta, se ve que el PSOE tendrá que optar por coaliciones si quiere gobernar. 

La que publicaba el domingo El País daba como ganador de las futuras elecciones generales al PSOE, aunque con un exiguo 20%, que le obligaría a pactar o bien con el PP –que según esa consulta obtendría el 15.9 de los votos, o con Podemos que superaría el 14.3%-. El sondeo de La Sexta muestra ítems diferentes, pero siempre evidenciando la quiebra del bipartidismo, porque aunque contempla que sería el PP el más votado con 28% de intención de voto, seguido por el PSOE con el 21, da el mismo mapa de ruptura del bipartidismo, colocando a Podemos como tercera fuerza política con el 18%, seguido de IU, que igualmente aumenta en intención de voto. 

El panorama que muestran los sondeos señala que el pacto a derecha o izquierda será imprescindible para gobernar. Hasta el momento Sánchez parece mostrarse más crítico con la fuerza liderada por Pablo Iglesias al que tilda de populismo y acusa de querer implantar en este país un sistema similar al de la denostada Venezuela. Incluso el presidente del Grupo Parlamentario socialista, Antonio Hernando, criticó a Pablo Iglesias por su viaje a países sudamericanos afirmando que a quien debería ir a ver sería a Merkel, Renzi u Hollande. Tres líderes europeos que practican las políticas de bienestarcio que están hundiendo los derechos de los europeos. 

Atendiendo a los sondeos, si el PSOE pactase con el PP para gobernar lo haría con un porcentaje mucho menor que si lo hiciese con Podemos o IU, porque si firmase un pacto con el partido de Raxoi no alcanzarían el cincuenta por ciento de la representatividad que, al hacerlo con la izquierda sí superaría, con creces a la mitad de un electorado que, claramente, se inclina por políticas contrarias a las que viene aplicando el PP desde que gobierna. 

Las consecuencias que podría tener un pacto con el PP no serían únicamente de pérdida de votos en un futuro. Un pacto con la derecha plantearía, sin duda, la rebelión de las bases, y posiblemente un estallido social. 

No es fácilmente asumible la enemiga del PSOE contra Podemos y su dirigente Pablo Iglesias, que el pasado sábado, en una extensa entrevista en La La Sextanoche desgranó inteligentemente las propuestas de su partido, dando una imagen de responsabilidad que desmintió las difamaciones y dislates que se empeña en repetir la prensa de la caverna, como la sandez reiteradamente expuesta por voceros de la ultraderecha, sobre la propuesta de pagar seiscientos euros a todos los españoles, incluidas las grandes fortunas. Iglesias desmontó los argumentos de quienes dicen que si Podemos gobierna aplicará políticas bolivarianas que deberían bastar, no solo para encandilar a millones de votantes, sino para convencer a los socialistas que un posible Gobierno de coalición con PODEMOS supondría la regeneración democrática que tanto necesita este país para liberarse de una oligarquía que está acabando no solo con el Estado del Bienestar sino con la dignidad de la ciudadanía

La propuesta fiscal, de llevar el sistema impositivo al mismo ratio del resto de países europeos, la lucha contra el fraude y su compromiso con la Sanidad y la Educación publicas no son, como pretende la derecha, propuestas de un partido de anarquistas enloquecidos, sino la aplicación de medidas socialdemócratas, que el PSOE no debió abandonar nunca. 

El actual PSOE tendrá que aclararse a sí mismo y a los electores en qué lugar del espectro político se sitúa en el futuro. Le va en ello su supervivencia como partido. Porque la ciudadanía no está dispuesta a dejarse engañar de nuevo, ni a seguir sufriendo unas políticas que solo benefician a los poderosos.

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