jueves, 5 de marzo de 2015

Hasta la conservadora UE reprocha al PP su política social.



Ya no se trata del clamor de los indignados, ni de lo que el Gobierno del PP tacha de ‘demagogia y radicalismo’ en los partidos de oposición que reprochan las desigualdades sociales, la falta de ayudas a los más desfavorecidos y el aumento brutal de la brecha social. La conservadora UE, gobernada por correligionarios ideológicos del PP, también alza la voz en lo que comienza a ser una situación insostenible y que, en otro país de gente menos paciente, haría meses que habría abocado a desórdenes y verdaderas batallas campales, causadas por la desigualdad y la miseria que el PP viene imponiendo desde que llegó a La Moncloa. 
 
Los medios ocultan hoy una noticia que aparece tan solo en el Confidencial Digital, un medio de ideología conservadora que, sin embargo, fue premiado por el británico The Guardian. En él periodista Carlos Sánchez da cuenta de que “Bruselas abronca a España por el nivel de pobreza y el aumento de la desigualdad’. No es pues Podemos, o IU, o movimientos antisistema de esos que tanto le gusta al PP criminalizar y detener, con razón o no, a sus integrantes, sino el comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, el que considera que las políticas sociales “han avanzado poco en la mejora de la situación de los hogares de bajos ingresos con niños, pese a algunas iniciativas modestas”.
Y es que Europa pone en frías cifras el drama de millones de personas ahogadas no solo por la crisis, sino por unas políticas inhumanas aplicadas por un Gobierno que, más que ultraliberal, recuerda al despiadado pensamiento social de la era victoriana, en la que se consideraba que ayudar a los pobres era un error porque no saldrían de una pobreza que los aristócratas terratenientes consideraban que era causa de su molicie. El Ejecutivo de Raxoi, o la oligarquía empresarial, siempre se pronunció en ese sentido, por ejemplo, cuando recortó las prestaciones sociales a los parados. De los que un integrante de la CEOE dijo que deberían trabajar aunque fuese en Laponia si se les ofrecían un trabajo, y resignándose a cobrar lo que quisieran pagarle. Porque los trabajadores, además de perder poder adquisitivo y derechos, también han de perder la dignidad. 

La cifras expuestas por el comisario Moscovici, desmienten la impostada euforia de Mariano Raxoi y su gente cuando, con total falta de honradez, proclaman que la gente está saliendo de la crisis porque ellos hicieron las cosas bien, por lo que se crea empleo; aunque ocultan, como los trileros que son, que los puestos de trabajo creados no sacan a la gente de la pobreza. “Más de 12,5 millones de personas”, recuerda la Comisión Europea, “se hallaban en riesgo de pobreza y exclusión social en 2013”, y recuerda que España figura entre los países de la UE que “mayores desigualdades” registraron en materia de ingresos en 2014 y que la brecha de la pobreza “está aumentando considerablemente” desde 2007.

Así mismo, añade, niños y jóvenes son los grupos más afectados por la pobreza, al igual que las familias monoparentales, que presentan, también, un riesgo elevado. De hecho, el número de personas que sufren privaciones materiales graves ha aumentado a un 6,2% en 2014, frente a un 5,8%  un año antes, -154.000 personas más-. La conclusión de la UE no deja lugar a dudas: la situación de grupos específicos, tradicionalmente más afectados por la pobreza y la exclusión social, como los inmigrantes, la población romaní y las personas discapacitadas, “ha empeorado significativamente durante la crisis”

La UE se mostró especialmente sensible a los problemas de los niños que padecen las consecuencias de la pobreza de sus familias, y calificó las políticas sociales para la infancia de “regresivas, ya que se han centrado en los neonatos y los niños de corta edad, que tienden a estar sobrerrepresentados en los quintiles de rentas más altas”. Es decir, que en lugar de beneficiar a quienes más lo necesitan, favorece a los más ricos. Tampoco le parecen a Europa suficientes las ayudas de 426 euros acordadas por el PP y los sindicatos, ni la dotación de 17 millones de euros que el Gobierno consignó en los PGE para paliar las privaciones materiales de familias con niños en situación de dependencia. 

A los dirigentes de la UE, formada por países que tradicionalmente siempre tuvieron, y aún tienen, prestaciones sociales mucho más extensas y generosas que las que siempre tuvo este país, incluso en las épocas en las que gobernaba el PSOE, no debe caberles en la cabeza la situación de abandono de los dependientes, la brutalidad de los desahucios, que no se producen en otros países europeos, y que en España aumentaron por encima del 9% durante el último trimestre de 2014, pese a las sentencias del TEJ contra la Ley Hipotecaria del PP, o la miseria de las ayudas sociales, que no permiten vivir dignamente a quienes las perciben. 

En el informe de la UE, presentado por Moscovici, se da, también, un varapalo a la reforma Fiscal del PP, porque considera, igual que los grupos de oposición, que la reciente reforma fiscal apenas sirvió para luchar contra las situaciones de extrema necesidad porque los cambios en el IRPF “no conforman un marco global que permita hacer frente a los elevados y persistentes niveles de pobreza infantil”. Y es que, para cualquier persona o colectivo con sentido común, es evidente que la reforma del IRPF no incide en las rentas más bajas, que no hacen tal declaración, porque sus escasos ingresos no les obligan a declarar. 

No parece que el Gobierno esté dispuesto a prestar oídos a las críticas de la UE, por el contrario, como vienen haciendo siempre, usarán y abusaran de las directrices del Ejecutivo comunitario para seguir limitando y maltratando a los más desfavorecidos. Así, y como la UE va a exigir pruebas contundentes de que los 563.4 millones de euros que va a facilitar de aquí a 2020, irán a quienes los necesiten, el ministro Alonso ya está poniéndose el parche antes de que le salga el forúnculo en lo relacionado a los controles que impone la UE para la Ayuda de Alimentos. No deja de ser humillante que Europa quiera poner la lupa sobre el destino de ese tipo de ayudas, aunque no debe extrañar, si se tiene en cuenta que noticias como la de hace algo más de un año, cuando un municipio gobernado por el PP hizo uso de alimentos donados para los desfavorecidos en un desayuno de militantes y que el nivel de corrupción del partido en el Gobierno es escandaloso. 

Aprovechando esos controles, el PP se los impondrá a quienes necesiten de los bancos de alimentos con condiciones draconianas que impedirán que muchas personas con graves problemas acudan a ellos, para, de ese modo, decir que el número de pobres en España ha descendido gracias a sus políticas económicas. La UE considera que ese tipo de ayuda alimentaria ha de ir acompañada de otro tipo de prestaciones que ayuden a la gente a salir del estado de miseria en el que se encuentran, pero esas recomendaciones, seguramente, no serán atendidas con la misma diligencia que las que recomendaban recortes sin fin.  

Es obvio que el Ejecutivo de Raxoi prefiere rescatar autopistas y bancos, a los que cubre de los millones que hurta a la ciudadanía para sobrevivir. Menos mal que esta situación durará tan solo unos meses y cuando pierda el PP las elecciones la situación mejorará substancialmente, sobre todo si gobierna Podemos y toma medidas como las aprobadas por Syriza en Grecia, a favor de los excluidos a los que ya ha devuelto la luz de forma gratuita, y para los que ha aprobado cuantiosas ayudas económicas, a pesar de que la prensa española y el Gobierno se harten de mentir contando la falacia de que Tsipras no puede cumplir su programa porque la UE no le deja.

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