Tres
días llevan los medios informando, única y exclusivamente, de la tragedia del
avión de Germanwings que se estrelló en los Alpes franceses. O que estrelló
intencionadamente su copiloto, según las últimas informaciones. Las
especulaciones sobre la causa del accidente se repiten a cada minuto, la última
que el copiloto estrelló el avión intencionadamente. Una información que,
exprimiéndola mucho, daría para cinco minutos de informativo televisivo y para
media página de periódico de papel. Sin embargo, tertulias e informativos
exprimen, en ocasiones con comentarios de inadmisible morbo, todo lo
relacionado con la tragedia, dando de lado noticias que tendrían que
proporcionar a los espectadores y lectores si la prensa cumpliese con la inexcusable
obligación de informar verazmente a la ciudadanía de cuanto ocurre en el país.
El
trágico accidente aéreo ha permitido, entre otras cosas, que la prensa no haya
dado cuenta de la aprobación definitiva, con el rodillo de la mayoría absoluta
del PP, de la ignominiosa Ley Mordaza que retrotrae las libertades formales a
tiempos de la dictadura. A partir de hoy manifestarse en contra del poder, o
expresar libremente opiniones en Internet constituirá un riesgo para los
ciudadanos. Periodistas y blogueros tendrán que volver a escribir entre líneas,
como durante la dictadura del genocida Franco, si no quiere arriesgare a
vérselas con un poder que no admite críticas,y que considera ilegales,al
estimar que algunas ideas ofenden a la patria o las intocables autoridades del
Estado. La prensa ya no podrá grabar ni fotografiar los abusos policiales en
las manifestaciones, menos aún cualquier bloguero que desee informar de ello en
la red, tampoco podrán los medios dar cuenta de las investigaciones de casos de
corrupción, ni expresar ideas que puedan ofender a determinadas mentes
sensibles, siempre, obviamente de la derecha. Tampoco se podrá intentar impedir
desahucios, manifestarse libremente o discutir con la policía que, a partir de
la aprobación de la ley mordaza se convertirán en juez y parte de cualquier conflicto
ciudadano.
Que
el partido en el Gobierno haya aprobado esa ley con toda la oposición política
en contra y no solo, porque igualmente jueces, fiscales, movimientos sociales y
no pocos intelectuales se hayan mostrado en contra de una ley fascista, no fue
hoy causa de análisis en tertulias ni noticia en presa escrita o informativos
televisivos, muy ocupados en contarnos el tamaño de los restos del avión
siniestrado, o incluso, dando detalles de mal gusto cómo del estado de los
cadáveres de las víctimas del accidente.
Tampoco
se debatió, ni informó, de que esa ley, de corte reaccionario y dictatorial,
autoriza las devoluciones de inmigrantes ‘en caliente’ que vulnera los Derechos
Humanos y los tratados internacionales, como avisó reiteradamente el Comisario
de Derechos Humanos de la UE, Nils Muiznieks que advirtió de que, de aprobarse,
España se arriesgaría a sanciones económicas que, por supuesto, no pagarán
aquellos que vulneran las leyes internacionales, sino los españolitos de a pie
con sus impuestos.
Los medios están muy ocupados especulando con las causas del
accidente, entre otras cosas, porque los más reaccionarios, como teleraxoi, la
otrora RTVE, cuyos tertulianos dedican horas de especulaciones buscando colgar
la autoría al terrorismo internacional, no sea que a alguien se le ocurra poner
en tela de juicio la honestidad de las compañías aéreas alemanas, que pudieran
haber antepuesto la avaricia a la seguridad de los viajeros.
Al
PP, además, le ha venido muy bien que los medios dediquen prácticamente la
totalidad de la información al trágico accidente para evitar que se informe de
las reacciones de parte de sus dirigentes al varapalo electoral andaluz, del
que culpan, buena parte de ellos, al propio Raxoi, al que reprochan tener ‘el
temperamento de una almeja’ y no ser capaz de reaccionar ante las dificultades,
dejando al albur del destino los resultados electorales de las municipales y
autonómicas, que tiene a los barones territoriales de los nervios, ante la
perspectiva de perder un poder que les proporcionó prebendas y beneficios
durante lustros.
Las
peleas internas del PP tras los comicios andaluces, que han movido a algunos
barones a intentar mover la silla de Raxoi ayudados por dirigentes de las
empresas del IBEX, como parecen estar haciendo los liberales, tendría que ser
objeto de análisis informativo y noticias, en lugar dedicar horas de
información y ríos de tinta virtual y real, a desgranar detalles sobres los
familiares de las víctimas del accidente del avión de Germanwings que deberían
quedar en la más absoluta privacidad.
Porque,
por mucho que los medios ‘oficiales’ hayan intentado ocultarlo, los digitales
comenzaron el lunes a dar información sobre la tormenta interna en el seno del
PP que llevó a los barones de ese partido a no presentarse a la reunión del
Comité Ejecutivo nacional o reconocer, como hizo el ministro de AAEE, García
Margallo, que los resultados electorales del PP en Andalucía fueron
‘infinitamente peor de lo esperado’. Criticaron algunos dirigentes del PP que
el hecho de centrar las campañas electorales en los logros económicos de Raxoi,
que no percibe la población, porque estos tan solo benefician a las grandes
fortunas, no funcionarán de cara a las elecciones municipales y autonómicas.
En
un país con periodistas que cumpliesen con su obligación de informar
verazmente, informativos y tertulias dedicarían el tiempo a analizar no solo
las guerras internas del PP, sino a explicar, claramente, por qué el PP sufrió
un varapalo de importancia en Andalucía que no es sino el prolegómeno de lo que
posiblemente sucederá en las elecciones municipales de mayo, y en las generales
de noviembre o diciembre si es que Raxoi no osa retrasarlas, contraviniendo los
usos democráticos.
Alguien
debiera explicar a los ciudadanos que tienen un presidente ciego e insensible,
que ignora las necesidades del pueblo, que desde que llegó al poder no hizo
otra cosa que favorecer a las empresas que premian las concesiones de contratos
y leyes favorables con ingentes cantidades de dinero que reparten en su partido
en sobresueldos, sedes y campañas electorales tramposas, todo con dinero negro.
Los profesionales del periodismo tendrían que cumplir con su responsabilidad de
explicar a la ciudadanía cuánto robó, a través de mordidas y otros actos de
corrupción, un partido que utiliza las arcas públicas como si fuesen la
herencia de su abuelo.
En
lugar de eso, llevan tres días ignorando la realidad y los problemas del país,
escondiéndose detrás de un desdichado accidente aéreo, en especulaciones sobre
sus causas, y, lo que es peor, vulnerando el dolor de los familiares de las
víctimas.
Cualquier
cosa sirve a un concepto servil del periodismo, indigno y cobarde, para
complacer al poder y engañar a los ciudadanos.
Es muy cierto lo que usted dice, pero sí se ha tratado el tema de ·"La Ley Mordaza" en El Intermedio, Wyoming, ha invitado al exjuez magistrado emérito del Tribunal Supremo José Antonio Martín Pallín y se ha explayado a gusto.
ResponderEliminarTodavía quedan periodistas que informan, o por lo menos comunicadores que dicen la verdad.