"Si
no estáis prevenidos ante los medios de comunicación, os harán amar al opresor
y odiar al oprimido" Mucho llovió desde que el activista por los derechos
civiles de los afroamericanos, Malcolm X, pronunciara esa frase, mas tiene
plena vigencia en una situación y un país en el que los medios de comunicación
pretenden, y en buena parte consiguen, manipular a la opinión pública,
tergiversar la realidad y, más que informar, desinformar a la ciudadanía para
que opine según desea el poder, a los que los mass-media están sometidos por
razones económicas.
Hace
unos días, el director del Diario Público señalaba que la política de comunicación
del gobierno de Raxoi consiste, básicamente, en aplicar a rajatabla los once
principios de la propaganda de Goebbels (http://www.grijalvo.com/Goebbels/Once_principios_de_la_propaganda.htm
), aunque para entender la actitud de los medios españoles al respecto, por
ejemplo, con lo relacionado a Podemos, bastaría con el enunciado de Malcolm X
con el que comienza este artículo.
El
País emprendió una verdadera cruzada mediática contra Podemos desde el día en
que obtuvo cinco diputados en el Parlamento europeo que ya le ha costado hacer
algún ridículo, como cuando afirmó que el currículo de Juan Carlos Monedero era
falso, y se vio obligado a rectificar, aunque con mucha desgana, a través de la
Defensora del Lector. Mas no cesa de publicar noticias contra el partido
liderado por Pablo Iglesias de forma tan burda como absurda. Así aún se puede
leer en su edición digital cosas como la publicada ayer, bajo un antetítulo que
señala a la formación que, a todas luces, destruirá el enquistado bipartidismo
implantado desde la falsa transición en el que se podía leer: “Inquietud en
Podemos por el auge en las encuestas de Ciudadanos”. Comenzaba la noticia
hablando del auge de Ciudadanos, la marca blanca del PP, y cuyo líder, Albert
Rivera fue militante de esa formación hasta hace poco. Unos párrafos después
aseguraba: “Pero el auge del partido de Albert Rivera se ha convertido en una
posible amenaza para la estrategia de Pablo Iglesias antes de las elecciones,
algo que reconocen en los altos rangos de Podemos”. ¿Altos rangos de Podemos?
Si hubiese empleado la palabra ‘cargos’ estos podrían haber refutado una
afirmación a toda luces torticera, porque no parece que sea preocupante para
Podemos una formación que las encuestas señalan en cuarto puesto y que, si a
alguien quitará votos, será al PP. Realmente la noticia no tiene ningún valor
informativo, carece de fuentes identificables y no aporta novedad alguna. Mas
cumple una de las indicaciones creadas por el infame nazi Goebbels que aseveró
que "Si una mentira se repite lo suficiente, acaba por convertirse en
verdad".
Aceptando
como un principio útil el aserto del miserable nazi, y sometido a la voluntad
del PP de desinformar y tergiversar las noticias sobre Grecia y el gobierno de
Syriza, el diario de Prisa publicaba una sobre un rescate a Grecia que el
propio Eurogrupo desmintió. No conforme con esa falacia, el propio ministro, y
diversos medios, siguieron repitiendo la falsa noticia con el único propósito
de desprestigiar al gobierno liderado por Alexis Tsipras, sobre todo por las
similitudes con Podemos.
Mas
El País no es el único medio que utiliza de la manipulación, las mentiras o las
insidias. Si El Mundo se caracterizó en los años de gobierno socialista por
encabezar la teoría de la conspiración hasta extremos ridículos o de verdadera
delincuencia, al rozar continuamente la difamación y la calumnia, el cambio de
director no supuso un cambio de línea editorial, ni un giro a posiciones más
éticas o ideológicas. Y como una de sus señas de identidad siempre fue su ideología
de ultraderechismo obsesivo aprovechó la visita del rey jubilado al
expresidente Múgica, para desprestigiar a su esposa, la senadora Lucía
Topolansky. En el cuerpo de la noticia podía leerse: “Don Juan Carlos cumplió
el penúltimo acto de su visita oficial a Uruguay para asistir a la ceremonia de
transmisión del mando presidencial, visitando al presidente saliente, José
Mujica, en la casa donde reside junto a su esposa, la sanadora Lucía Topolansky. A partir de esa noticia, que El Mundo,
sin duda, argumentará que fue una errata, algún medio de extrema derecha la
emprendió con la señora de Mugica, y su ‘profesión’, cuando, en realidad, la
senadora Topolansky es una mujer de gran prestigio político en su país, donde
llegó a desempeñar la Presidencia por viajes del presidente y el vicepresidente
en los años 2010 y 2013. Mas difama que algo queda y, seguramente, muchos
seguidores de la caverna mediática se matarán hasta con su padre para defender
que Mugica está casado con una santera, sanadora o bruja.
El
asunto es dirigir el pensamiento de las masas, ya se trate de hablar de
Podemos, del Presidente Mugica, de Venezuela, o de arte y literatura. Así, con
el fin de dirigir el pensamiento intelectual, pero sobre todo los mercados
editoriales, en manos en su mayoría de las mismas corporaciones que controlan
medios de comunicación –Prisa controla la Editorial Aguilar o Alfaguara y
Planeta lo hace con Atresmedia-, organizarán en breve un Ciclo de Debates de
Periodismo Cultural. Resulta curioso que en el tal debate vayan a participar
quienes en buena parte han acabado con ese tipo de periodismo, si es que todo
no lo es, o debiera serlo. Porque en el programa que ya se conoce de tales
debates se echa a faltar la participación de críticos independientes, o
lectores avezados, que puedan opinar. Sin embargo, en él sí estarán presentes
directores de medios como Antonio Caño, de El País, Casimiro García-Abadillo de
El Mundo, o Bieito Rubido del ABC; personajes a los que no es fácil relacionar
con la cultura, aunque sí, y mucho, con la capacidad de manipular la información
y engañar a los lectores.
El
concepto de que el periodismo no tiene nada que ver con la cultura es algo
arraigado y aceptado por la mayoría de quienes lo consumen. Que el periodismo
escrito es un género literario es algo que se olvidó hace decenios. La idea que
prima en la mayoría de las redacciones es que las noticias hay que contarlas
para que sean entendidas por los más ágrafos, olvidando que lo que escribía el maestro Larra
era periodismo, del bueno, del que no se hace en el presente, en el que prima
la noticia falsa, la mala redacción y las peores intenciones en un país
gobernado por un personaje manipulador y falaz, que controla los medios a su
antojo para hacer de la información un arma de manipulación masiva.
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