viernes, 6 de marzo de 2015

La mala memoria de los electores encuestados



“Ahora que se acercan las elecciones se ponen a hacer obras como locos, mientras han tenido la ciudad hecha una mierda durante cuatro años y la gente es idiota, y los vota por cuatro obras de mierda que hacen cuando van a haber elecciones”. Este comentario, hecho un conductor de autobús de una urbe de más de cien mil habitantes, puede aplicarse a cualquier ciudad, grande o pequeña, a un pueblo o al país entero. Los futuros electores parecen tener una olvidadiza memoria que les hace fijarse en las cosas medianamente positivas que llevan a cabo los gobernantes en las semanas previas a las campañas electorales, olvidando todas las tropelías, abusos, injusticias y corrupciones con las que actuaron en los cuatro años previos a los comicios. 
 
Al menos eso parecen contar las encuestas de intención de voto, en las que, o el resultado está manipulado, o los electores van perdiendo el norte según se acerca la cita electoral, cegados por cuatro medidas y media docena de obras que los gobernantes ponen en marcha, para dar la impresión de que se preocupan de los ciudadanos. 

Algunas encuesta, como la que publica hoy eldiario.es, muestran una recuperación del PPPSOE y una ligera bajada en la tendencia de voto a Podemos. Pueden suceder varias cosas: la primera, que las realizadas a base de cocina, en las que se toma en cuenta el ítem del recuerdo voto que no puede aplicarse a Podemos, den unos resultados tergiversados, o que las empresas encargadas de realizar el sondeo tengan un determinado sesgo ideológico. (En el caso de la realizada para eldiario.es resulta imposible saberlo porque su web no da datos de sus directivos ni accionistas). La segunda posibilidad es que reflejen la realidad de un electorado mostrenco y sin dignidad, dispuesto a perdonar a los dos grandes partidos, PP y PSOE, pese a que sus tropelías fueran infinitas. 

No es asunto baladí el de la corrupción, los millones de euros robados a las arcas públicas y a sus dueños, todos los ciudadanos, víctimas del latrocinio practicado por los implicados en la trama Gürtel, los ERES de Andalucía, los cursos de formación de esa comunidad y la de Madrid, el escándalo Bankia, por citar solo algunos, de los miles de casos registrados a lo largo y ancho de este país. 

Es incomprensible que el electorado piense aún en votar mayoritariamente al PP, responsable de la muerte de miles de personas a causa de la crisis y sus consecuencias, los suicidados por los desahucios, los muertos por la carencia de Sovaldi, por la pobreza energética, por no poder sufragar la medicación a causa de las bajas pensiones. Que se olviden de los dependientes maltratados y abandonados, de los niños malnutridos, de los trabajadores explotados por empresarios esclavistas protegidos por el PP. Cuesta trabajo entender que quienes se han visto afectados por los recortes de una Enseñanza Pública desmantelada, de la que fueron expulsados a cientos de miles los jóvenes de la Universidad porque no pudieron pagar las elevadas tasas y el recorte de becas, o la imposición religiosa en la enseñanza primaria y media, puesta toda ella en manos de la secta católica, dejando la Pública para los menos favorecidos, por obra y desgracia de un infame ministro llamado Wert, que pretende, y está logrando, que a la enseñanza solo acudan las élites, no hagan pagar tales fechorías en las urnas. 

No cabe en la cabeza que el 51% de la población, las mujeres, pasen por alto las afrentas contra ellas, desde la pretensión de quitarles la dignidad y el derecho sobre su maternidad y su cuerpo, a la brecha salarial permitida por un Gobierno que intenta que vuelvan al gineceo, sumisas y resignadas porque hasta el dinero para atender a las víctimas del terrorismo machista se redujo. 

Tampoco se entiende que la ciudadanía ignore, o se desentienda, de las listas de espera en la sanidad que cuestan vidas, de los muertos por la hepatitis C, del millón de personas a las que se hurtó la asistencia sanitaria, a los que se obliga a pagar de su bolsillo tratamientos a veces imprescindibles para no perder la vista o para no sufrir continuamente dolores de huesos o musculares, dolencias estomacales, y un sinfín de específicos que alivian dolencias que sin ser mortales hacen la vida difícil a quienes los sufren y no pueden costearse los lenitivos adecuados.
Cuesta entender que los votantes ignoren los recortes de libertades que, a través de la Ley Mordaza, implanta una dictadura de facto en el país. O que sean indiferentes a la manipulación mediática, al asalto a los medios de comunicación públicos convirtiéndolos en boletines de propaganda de un partido, cuando se sufraga con el dinero de todos. 

No se entiende que los ciudadanos estén dispuestos a votar a un partido que ha hecho retroceder a este país treinta años en derechos y libertades, que usa el dinero público a capricho de sus deseos y amistades, ahora le regalo a la secta católica miles de millones de euros, ahora despilfarro en armamento innecesario cuanto quiero, porque el ministro del ramo está vinculado a una fábrica de armas. A una formación que ha impuesto, con el dinero de todos, la caspa, la beatería, la crueldad y la destrucción del medio ambiente, dispuesto a arrasar los escasos espacios naturales para que sigan haciendo negocios sus amigos. Que quiere implantar, de nuevo, la economía del ladrillo, de la esclavitud de los más en beneficio de unos pocos. 

Por lo que no queda más remedio que pensar que, o las encuestas mienten, o este país está poblado por imbéciles.

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