Dicen los mentideros de Madrid, aquellos que en el
siglo XVII utilizó Góngora para preguntar quién mato al conde –de Villamediana-,
que el gurú del PP, Pedro Arriola, se apresta al asalto definitivo de la radio
y televisión pública, RTVE, para poder manejar la información obediente a los
intereses de su partido, esa que repita, como indicó Dolores Cospedal, a diario,
que se está creando empleo, aunque ocultando que es un empleo precario, por
horas, mal pagado y de contratos de días o de horas.
El PP se ha ido quedando huérfano de cadenas de
televisión sumisas, como Canal 9 –Canal NO-DO- en el País Valencià, Telemadrid
o la televisión de Castilla –La Mancha cuyos trabajadores protagonizaron hoy
mismo una manifestación para denunciar la manipulación que lleva a cabo Nacho
Villa, director de ‘telecospedal’. Ante esa
situación el PP necesita de una televisión que pueda manipular a la opinión
pública, por mucho que su propósito no dé la impresión de que vaya a triunfar,
dado que los informativos de la televisión supuestamente de todos los
ciudadanos, están registrando cuotas de pantalla muy inferiores a las de las
televisiones privadas.
Con ese fin se baraja el nombramiento como jefe de
informativos de José Antonio Vera, un periodista ligado, durante toda su vida
profesional, a medios de la caverna, hasta que el PP le nombró director de la
agencia EFE en substitución de Alex Grijelmo, cuando llegó a Moncloa, situando
así a uno de sus fieles al frente de la agencia pública de noticias. El PP tuvo
claro desde antes de llegar al poder que en cuanto ganase las elecciones
coparía las direcciones de los medios públicos. Lo hizo nombrando a González
Echenique, y este a Julio Somoano, pero estos dos fieles peperos no le parecen
a Arriola suficientemente obedientes a la consignas del PP, y se plantea un
desembarco absoluto de incondicionales para manejar la información durante las
precampañas y campañas de los comicios municipales, autonómicos y generales que
han de celebrarse en los próximos meses.
Durante los primeros tiempos de su llegada al poder
los informativos de la televisión pública perdieron cientos de miles de
espectadores al cambiar los prestigiosos y premiados de la época de Fran
Lorente por una especie de hojas parroquiales televisivas que igual descartaban
el uso de la palabra ‘rescate’ que daban noticias de calado como que rezar
consuela mucho a los parados, o consejos antañones sobre la educación de los
niños. Y que la noche de las elecciones europeas, a diferencia de todas las
cadenas, no ya españolas, sino de toda Europa, ignoraron la súbita aparición de
Podemos en el panorama político nacional.
Mucho ha llovido informativamente hablando desde
la celebración de las elecciones europeas, y Podemos y su líder, Pablo Iglesias,
se convirtieron en la obsesión mediática del Gobierno, que siente cómo el nuevo
partido le mueve la silla mucho más que el dócil PSOE. Así, tras la decisión de
los primeros tiempos en Moncloa, en los que la consigna era acabar con las
tertulias, ahora deciden darle una gran importancia. Siempre con tertulianos de
extrema derecha y sin dar, ni por compromiso, la menor presencia a cualquiera
que pueda tener un atisbo de progresismo.
Así pueden contar con manipuladores fieles que
tengan la burda desfachatez de descalificar las propuestas de Podemos a base de
mentir tan grotescamente que nadie que tenga dos dedos de frente pueda soportar
sus dislates. Hace unos días en una de esas tertulias que no abren sus puertas
a nadie que no sea de extrema derecha, dos gurús de la caverna comentaban que,
de aplicarse la propuesta de una renta básica que lleva la formación de
Iglesias en su programa, ‘se hundiría la economía del país’. Y para reforzar la
idea, multiplicaron esa supuesta renta de seiscientos euros ¡por cuarenta y
cinco millones de españoles!, asegurando que la iniciativa de Podemos era la de
pagar esa cifra a todos los ciudadanos.
Cuando, obviamente, esa renta básica,
que Podemos considera necesaria para garantizar la dignidad de los ciudadanos,
e impedir que tengan que aceptar trabajos esclavistas de sueldos de trescientos
euros por doce horas de trabajo, se supone se daría tan solo a los parados y no
a la totalidad de la población.
Los tertulianos de la televisión supuestamente
pública, y en manos del PP, repiten cual psitacoideos dipsómanos, que esa renta
básica hundiría la economía del país. Callando que la cifra que se baraja sería
de 25.000 millones, y se callan que se gastaron 600.000 en rescatar a la banca.
Mas cualquier cosa puede ser utilizada por la televisión pública, o por las
emisoras de la caverna, igualmente al servicio del PP, para desprestigiar a
Pablo Iglesias, al que el PP tiene terror porque sabe que Podemos puede
arrastrar a millones de posibles votantes hartos de corrupción, abusos e
injusticias de partidos sometidos al poder financiero y oligárquico.
En su pánico al poder mediático de Pablo Iglesias,
que combaten con difamaciones y majaderías –como propalar que no da propinas en
los restaurantes o perseguirle a él y su pareja como si se tratase de
personajillos de la prensa de la víscera- el Gobierno también está intentando
que desaparezca de las televisiones privadas en programas como Al rojo vivo o
La Sextanoche de Atresmedia, o Las mañanas de Cuatro, de Mediaset. A ambas corporaciones
el Gobierno de Raxoi viene haciendo chantaje con la concesión de digitales a
cambio de que retiren esos programas y otros que muestran su verdadera faz, como
El Intermedio de Wyoming, o el programa de Jordi Évole.
En el PP, conscientes del descrédito que se ha
ganado a pulso el Gobierno desde que llegó a La Moncloa, inmerso en un escandaloso
asunto de financiación ilegal, y de que todas las medidas que ha tomado desde
que llegó al poder hayan sido para favorecer a los poderosos machacando al
pueblo, no quieren que nadie hable de sus problemas, abusos o fracasos. Pretende
imponer la ley del silencio informativo, poner la mordaza a quienes critiquen o
aíren sus vergüenzas.
Como hacía el fundador de su partido, Manuel Fraga,
cuando era ministro de Información con el genocida Franco.
Nada más aterrizados en el poder y sacar fuera a Ana Pastor y otros de RTVE se vio lo que siempre se ve cuando toman el mando: DELINQUIR. PUES DELINQUIR ES TOMAR LO DE TODOS COMO PROPIO. Así como han arruinado a todas las televisiones autonómicas a las que so pretexto de las urnas asaltaron. ¡¿CUÁNDO ALGUIEN, PARTIDO POLÍTICO O PLATAFORMA CIUDADANA LLEVARÁ ESTA FORMA DE LATROCINIO O DEPREDACIÓN DE LO DE TODOS ANTE LOS TRIBUNALES?!
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