viernes, 19 de septiembre de 2014

Catalunya no es Escocia… ni España Reino Unido ni Raxoi es Cameron: Aquí domina la irracionalidad y la intolerancia.



Catalunya no es Escocia ¿o podría serlo? Podría celebrarse un referéndum sin que sucediese nada más –y nada menos- que los catalanes acudieran libremente a las urnas a pronunciarse sobre si quieren o no pertenecer a España. El problema no es que Catalunya se parezca o no a Escocia, el gran drama de los catalanes, y de los españoles, es que España no es el Reino Unido, ni Raxoi es Cameron. Nadie proclamó, dolidamente y entre pucheros, durante la campaña por el no en Escocia la frase ‘quieren romper el Reino Unido’, ni nadie amenazó con todos los males del infierno a los escoceses si se pronunciaban por el sí. 

El Parlament de Catalunya aprobaba hoy, por una amplia mayoría -101 votos a favor, 28 en contra-, la Ley de Consultas que permitiría la celebración de un referéndum en el que los ciudadanos se pronuncien si quieren o no ser españoles, de haber en este país de países seny y democracia. Mas está horro de ambas cosas. 

La visceralidad de los nacionalistas centralistas no permitirá un referéndum en el que se pronuncien libremente los catalanes porque, como dicen los ultras fascistas, consideran que ‘Catalunya es de España’, no solo que pertenezca a un todo común, sino que es algo parecido a un trofeo, algo conquistado por las armas, que debe ser propiedad de los conquistadores. Al fin y al cabo, la realidad histórica les da la razón, Catalunya fue conquistada, y arrasada, por las tropas de Felipe V, como arrasó todos los Països Catalans, incendiando ciudades como Xátiva porque se resistía a sus tropas. 

Y del mismo modo que el Gobierno filofranquista del PP se niega a investigar los crímenes de la dictadura por mucho que se lo ordene la ONU, y no retira monumentos, nombres de calles y estatuas de golpistas villanos porque aún considera que se les debe el respeto que merecen los ‘vencedores’, se niega a devolver derechos e independencia a los catalanes. Es el mismo proceso mental el que les hace tomar una posición y otra, la de quienes, con la mirada puesta en el pasado, se niegan a que entren los soplos de aire fresco de la modernidad. 

Nadie hizo en el Reino Unido un drama ante la posibilidad de que Escocia se declarase independiente. Surgió un movimiento independentista y el Primer Ministro convocó el referéndum en el que ha ganado el no, aunque igualmente podría haber ganado el sí, sin dramas, sin estridencias y sin patochadas patrioteras como las que se oyen en este país del Ebro para abajo cuando se invoca el derecho a decidir de los catalanes y algunos expresan que tendrían que pronunciarse la totalidad de habitantes de este país de países, cuando la lógica dice que quienes han de pronunciarse son aquellos que quieren independizarse. 

Con ese criterio bien podría Raxoi convocar un referéndum en todo este país de países, preguntando a la totalidad de la ciudadanía si quieren seguir reteniendo a la fuerza y en contra de sus deseos a catalanes, vascos o galegos, o a los valencianos si quieren construir junto con Catalunya y les Balears unos Països Catalans o pertenecer a España. 

Porque del mismo modo que no debe obligarse a nadie a pertenecer a una comunidad de vecinos, a un club de cualquier cosa, a una sociedad comercial o a un partido político ¿con qué razonamientos se quiere imponer a un pueblo a pertenecer a un determinado país si no se siente identificado con él? 

Aunque la pregunta contenga unas grandes dosis de ingenuidad, porque Catalunya no Escocia, España no es el Reino Unido, Raxoi no es Cameron y el fair play, la tolerancia y la templanza no son cualidades que adornen a los ultramontanos españolitos.

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