El Gobierno de Castilla La-Mancha, a cuyo frente
está la impresentable Dolores Cospedal, aprobó hace unos días un anteproyecto
de Ley de Caza que consagra la total permisibilidad de todo tipo de atrocidades
contra los animales, como el permiso para disparar contra perros y gatos
sueltos. De ese modo los crueles cazadores de una de las regiones de este
brutal país donde más galgos se abandonan podrán disparar contra ellos con
total impunidad. Es una de las peculiaridades de una ley que permitirá matar a lanzazos a animales. Un cazador podrá
prohibir ir andando por el campo, en bici, con niños, o tu perro. Un niño de 14
años podrá llevar un arma. A la gente que pasee tranquilamente por el
campo, si perturba la impunidad de los cazadores que podrán disponer de los
espacios naturales para poder llevar a cabo todas sus salvajadas con total impunidad
se la multará, y a los que se permite prácticas prohibidas en cualquier
legislación civilizada, como la caza con trampas se les garantiza el derecho a
cometer toda clase de tropelías.
Mientras en otros países europeos, como Francia,
se concede a los animales derechos jurídicos y se les reconoce sensibilidad, en
la atroz España profunda, unos gobernantes corruptos y sin ética, ceden a los
deseos de lobby de cazadores, incumpliendo cualquier norma civilizada, y
llevando la legislación a tiempos medievales. En tanto en Inglaterra se acabó,
sin protestas ni motines, contra la horrible caza del zorro, sin que hubiese
motines ni la economía se hundiese, en este bochornoso país se razona que esas
atrocidades reportan actividad económica. Torticero argumento que podría
esgrimir traficantes de drogas, tratantes de seres humanos o paidófilos.
No se entiende que la civilizada Europa no
intervenga en estos asuntos y no ponga coto a tanta crueldad y tanta desmesura,
y manifieste que esos asuntos, como la tortura del Toro de la Vega, la salvaje
masacre de cachorritos en Algemesí y un largo etcétera de crueldades que se
producen en este país con motivo de fiestas religiosas, son ‘una cuestión de la
legislación interna’, cuando, incluso, contraviene la legislación europea
cuando, al contrario de proteger al lobo, como se hace en Europa gobiernos
autonómicos del PP, o del PSOE, autorizan su masacre, dando muerte, incluso,
como hicieron en Asturias, a cachorritos de cuatro meses.
Los redactores de esa infame ley, que ha sacado a periodo
de alegaciones el Gobierno de Cospedal, seguramente son los cazadores de medios
rurales, esos infames individuos exponentes de la España profunda que igual
disparan contra el perro que no caza a su gusto, matan a su mujer si no los
obedece o al vecino por un asunto de lindes.
Son los pobladores de esa España profunda que, por
mucho que creamos periclitada, sobrevive
en miles de pueblos donde la incuria permanece instalada al lado de la crueldad. Son los pobladores de ese país de cafres
cuyos habitantes embisten cuando se dignan usar de la cabeza y se sienten
realizados asesinando animales porque, sin duda, tienen graves problemas psicológicos
y educativos que ningún gobernante hizo nunca nada por remediar.
Los eurodiputados de Podemos tienen que plantear
este asunto urgentemente en el Parlamento europeo por una mera cuestión de dignidad
y ética, no se puede seguir tolerando no solo la crueldad contra los animales,
la impunidad que conceden a los maltratadores jueces y gobernantes, sino la
vergüenza que representa pertenecer a un país donde un parte de sus pobladores
son sádicos incontrolados.
Y no se puede tolerar que Europa permanezca ajena
a estas ignominias sin intervenir y cortar de raíz el sadismo de unos
gobernantes que empiezan autorizando que se dispare a perros y gatos y mañana
encontrarán lógico, al paso que llevan, que se instauren piras en las plazas
públicas para quemar vivos a quienes no piensen como ellos.
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