El PP, maestro en falacias, ha presentado a
grandes brochazos unos presupuestos para 2015 que son pura entelequia, una
serie de supuestos irreales para encandilar a un posible electorado que, seguramente,
no se dejará impresionar tan fácilmente como lo hizo en 2012. Porque las
previsiones del Ejecutivo muestran un futuro económico un tanto irreal que la
tozuda actualidad desmiente. ¿Con qué pretende ilusionar un Gobierno que
asegura que baja el paro, cuando los trabajadores lo sufren cada día y saben que
no bajará, por mucho que el Ejecutivo asegure que creará empleo público,
después de estar años desmantelando todos los servicios?
Solo en 2013, el Gobierno destruyó 120.000 puestos
docentes en la Enseñanza Pública y 117.000 correspondientes a funcionarios de
la SS, Justicia, Hacienda o Administraciones Públicas. Y es evidente que no
devolverán esos puestos de trabajo a la ciudadanía. Será un parche más, de los
que el Gobierno tiene acostumbrado a la población, que cada vez se deja engañar
menos. Difícilmente lo hará con los funcionarios a los que tiene previsto
castigar con una ampliación de jornada laboral, la eliminación de otra paga
extra o la reducción de un 10% en el pago de los complementos a los
profesores.
Contradictorio en sus previsiones, por una parte
anuncia contención del gasto, al tiempo que asegura que creará empleo público;
sabe que dejará de ingresar muchos millones a causa de una reforma fiscal que
solo beneficiará a las grandes fortunas, pero asegura que cumplirá con creces
el Déficit impuesto por la Troika, haciendo uso de la reforma legal que le
permite contar como parte del PIB la prostitución o el tráfico de drogas, una
falacia contable que no supondrá una mejora real de la economía.
Falaz, como tiene por costumbre, asegura que las
pensiones subirán ‘al menos el 0.25%’, lo que supondrá una bajada real, porque
lo que no ha explicado es que entre sus planes de lo que llaman ‘ajustes’, y no
son sino recortes, tiene previsto -para complacer a Bruselas, que indicó al
Gobierno que tendría que seguir aumentando “la eficiencia del sector de la
asistencia sanitaria”- numerosos recortes que afectarán a jubilados y enfermos.
Obediente a las consignas de Bruselas y de Fürheresa Merkel, el Gobierno tiene
previsto aumentar el copago sanitario, imponiendo penalizaciones por falta de
asistencia a citas programadas o no retirada de pruebas, copago por asistencia
a consulta médica y urgencias, por interrupciones del embarazo, el pago de lo
que califica como una “cuantía mínima por la expedición de recetas a los
pacientes, diferenciando pensionistas y activos”.
Es decir, el euro por receta que el Gobierno
rechazó en Cataluña y Madrid, ahora lo va a implantar en toda España. También
aplicará una medida que ya anunció en su día la Ministra Mato, aunque no se
aplicó en todos los casos, pero que el Gobierno planea imponer en primavera,
seguramente una vez celebradas las elecciones municipales y autonómicas: el aumento
de los porcentajes de financiación de los usuarios para la prestación
farmacéutica ambulatoria, es decir, el copago farmacéutico de las medicinas
dispensadas en los hospitales, así como una ‘tasa hotelera’ a los pacientes que
deban ser ingresados en hospitales.
Será el próximo lunes cuando los ministros de
Economía y Hacienda, Luis de Guindos y Cristóbal Montoro, den más detalles de
unos presupuestos de los que, de momento, no se conocen detalles sobre las
partidas que destinará a la compra de armamento, tan cara al Ministro de
Defensa, antiguo directivo de una fábrica de armas de la que el Gobierno es
fiel cliente, o el dinero que le regalará a la secta católica, máxime en los
actuales momentos, en los que tiene que recuperar su favor tras retirar la ley
del aborto.
La realidad demostrará que el Gobierno de Raxoi
miente respecto a sus planes económicos y las partidas que asegura crearán
empleo. Son meras maniobras electorales para manipular ingenuos, desinformados
o fanáticos seguidores de los medios de la caverna.
El paro seguirá siendo insoportable, con una tasa
superior al 23%, los empleos serán precarios y los empresarios seguirán bajando
los salarios, y por ello, los planes del Ejecutivo de que se reactive el
consumo no es sino una quimera. Una vez más, el Gobierno de Raxoi y su partido,
el PP, lo que intentan es engañar a los incautos, porque, de nuevo, quienes
únicamente se beneficiarán de sus decisiones económicas serán aquellos a los
que sirve: la oligarquía empresarial y financiera y la secta católica.
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