Se decía en este mismo blog hace pocos días que los presupuestos del PP,
que presentó el Gobierno el pasado día 26 a grandes brochazos, eran irreales y
electoralistas, al tiempo que se planteaba qué otros peros podrían ponérsele a
las cuentas del Estado elaboradas por el PP en cuanto a recortes,
arbitrariedades o injusticias. Hoy se han conocido partida por partida y se
confirma la impresión de que los PGE de 2015 están hechos de espaldas a las
necesidades de los ciudadanos, y a la medida de sus inclinaciones ideológicas y
religiosas.
A la hora de restringir gastos el Ejecutivo de Raxoi opta por partidas
que afectan directamente a la ciudadanía: Las pensiones crecerán únicamente el
0.25%, y, dado que la subida de la luz alcanza a partir de este mes un
incremento del 11%, los pensionistas verán notablemente mermado su poder
adquisitivo. Hay recortes también en partidas como las de política de vivienda, que cae un 26%, 587.1
millones menos. En el gasto en prestaciones por desempleo, una de las
grandes partidas de los Presupuestos, el año próximo sufrirá un recorte de 25.300
millones, un 15% menos de que lo se destinó en 2014.
Los presupuestos para 2015 recogen una consolidación
de la red básica de servicios sociales, aunque la asignación, de 31,83 millones
de euros, es inferior a la de 2014, que alcanzó los 32,01 millones de euros. La
ciencia también sufre recortes: el Instituto de Salud Carlos III registrará una
merma del 4,5% en los presupuestos de 2015. Sus fondos bajarán de 286 a 273
millones de euros, de manera que su presupuesto actual es menor que el del año
2013 cuando dispuso de 279,9 millones. Además, el Gobierno mantiene a la
ciencia ajena a las pequeñas subidas que ha ido aplicando para 2015. El Consejo
Superior de Investigaciones Científicas, que ya se haya al borde de la quiebra,
perderá tres millones de euros al pasar de 602 a 599 millones de euros. Es una
caída de 0,4%.
Educación es otra de las áreas con las que se ensaña los PGE del PP,
porque si bien mantiene las mismas partidas para becas, elimina todos los programas
de apoyo a estudiantes desfavorecidos y aquellos que necesitan de la 'educación
compensatoria', destinada a alumnos en "desventaja social", al bajar
la dotación un 90%. Otra partida que sufre recortes son las becas Erasmus, uno de los programas más
exitosos de la Unión Europea para movilidad de universitarios y estudiantes de
Formación Profesional de grado superior, que será de 37 millones. Es el mismo
dinero que en 2014 se destinó solo al programa Erasmus+, que incluía programas como
el plan Séneca de intercambio dentro de las universidades españolas. Bruselas
alertó la semana pasada a los Estados miembros de que el programa Erasmus se
estaba poniendo en riesgo por los recortes en el presupuesto europeo. El
comisario de Presupuestos, Jacek Dominik, pidió 4.700 millones más para
las becas y para I+D+i. No cuantificó las cantidades que debía aportar cada
país, aunque España, según reflejan las cuentas de 2015, no piensa añadir un
euro más.
La Dependencia y la atención a enfermos sufren una reducción de 3,87
millones. Y Sanidad se enroca en su programa de recortes, sin aumentar un solo
euro sus ya mermadas partidas presupuestarias. Tampoco aumenta el plan de
mejora de la justicia gratuita, Hacienda designa para 2015 34,9 millones de
euros lo que supone 400.000 euros más, tan solo un 1,1% en el gasto que el
Estado dedica a garantizar el acceso a los tribunales de personas con bajos
recursos.
Mas existen partidas en las que no se registran reducciones, por ejemplo,
el Ministerio de Defensa manejará un presupuesto de 6.735 millones de euros en
2015, 52 millones más que en las cuentas públicas de este año.
Aunque si hay una partida que supone una verdadera falta de respeto a la
Constitución, que proclama la aconfesionalidad del Estado, es la que el PP
destina a la secta católica, que recibirá un total de 13.266.216,12 de euros al
mes durante 2015, lo que supone cerca de 159.000 millones de euros para el
próximo año, como anticipo del dinero que, previsiblemente, se le entregará a
petición de los contribuyentes que marquen la casilla de la Iglesia del IRPF
por la que se otorgan el 0,7% a la institución, según figura en una disposición
adicional del proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado. El Gobierno
hace uso de un tramposo sofisma cuando dice que el dinero que se concede a la
Iglesia es el que destinan los fieles de esa confesión. Lo harán, pero es un
dinero que se detrae irracionalmente de las arcas públicas para destinarlo al
capricho de quienes destinan el dinero de los presupuestos a su albedrío,
asunto inusual en cualquier otra partida. El resto de ciudadanos que no
profesan esa fe no pueden elegir a qué hay que dedicar el dinero que recauda el
Estado, lógicamente. A esa elevada cifra hay que sumar la que no ingresa el
Erario a causa de las exenciones impositivas de las que goza la secta vaticana.
Ciento cincuenta y nueve mil millones de euros darían para muchas
prestaciones por desempleo, para mucha Educación Pública y para la sanidad que
se niega a los inmigrantes. Como lo harían los 6.000 millones que el Ejecutivo
perdonará en impuestos a las grandes empresas, en virtud de no se sabe qué
privilegio.
Este Gobierno actúa como los nazionalcatólicos que son, y prefiere
desasistir a los ciudadanos para regalar el dinero de todos a la secta católica
o la compra de armamento. Es la misma arbitrariedad que emplea a la hora de
destinar fondos a las Comunidades Autónomas, a las que concede más o menos
presupuesto según estén gobernadas por el PP o por otras formaciones. Así, a
Andalucía no llegará ni el porcentaje que su propio Estatuto marca, y Catalunya
registra una importante reducción en la partida que los PGE destinan a las
autonomías. Sin embargo, Baleares, Murcia y La Rioja, todas del PP, serán las
que el Gobierno más aumente sus inversiones.
Así pues son unos PGE irreales, electoralistas, injustos, arbitrarios,
hechos de espaldas a las necesidades de los ciudadanos y a la medida de sus
amigos. Presupuestos del PP… esperemos que sean los últimos.
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