Uno de los aterradores escenarios que se podría
dar tras los comicios de 2015 es para la oligarquía que Podemos se convierta en
la llave del Gobierno, o, que incluso pueda acceder a La Moncloa con el
apoyo de los socialistas. Ante tal panorama empresas como las eléctricas o los
bancos, la oligarquía financiera o empresarial, podría enfrentarse a la
imposibilidad de seguir abusando de la ciudadanía y de los trabajadores,
mediante leyes que controlasen los abusos que perpetran desde que el PP llegó
al poder, dado que ese partido legisla a su dictado.
Aterrados, según la palabra utilizada por el
Presidente de la Patronal eléctrica han hecho llegar a Mariano Raxoi su
inquietud, no se sabe si para que impida de alguna manera el triunfo de Podemos
en las elecciones con cualquier artimaña legal. Según noticias que circulan por
los medios digitales, la respuesta de Raxoi ha sido la de tranquilizar a esos
empresarios, asegurándoles que, de darse esa circunstancia, PP y PSOE pactarían para cerrarle el paso a Podemos.
Si, como asegura Raxoi el PSOE pactase con el PP
después de las elecciones de 2015, para evitar que gobernase Podemos, el
partido hoy dirigido por Pedro Sánchez demostraría que tienen razón aquellos le que acusan de ser lo mismo que el
PP, porque, si con todo lo que está aconteciendo, y a la vista de que el PP
está formado por una serie de individuos que tomaron la política como un modo
de enriquecerse, haciendo de esa formación una asociación de malhechores inmorales
y codiciosos, estaría perpetuando la corrupción y firmaría así su acta de defunción y no se
sabe, incluso, si daría lugar a un levantamiento social de imprevisibles
consecuencias, a pesar de la Ley Mordaza.
Es difícil saber si el aserto presidencial
corresponde a conversaciones con Pedro Sánchez, que le hubiese prometido que
así sería si Podemos ganase las elecciones sin mayoría absoluta, o si fuese la
segunda o tercer fuerza política, siguiendo de ese modo el criterio de Felipe
González, o si es algo que él dice del mismo modo que aseguró que no tocaría ni
la Sanidad ni la Educación públicas a la hora de hacer recortes.
Mariano Raxoi, es en la actualidad un presidente
tocado no solo por la corrupción de muchos de sus correligionarios, sino
también por la sospecha sobre su persona -‘no es cierto salvo algunas cosas-’,
cuando esas cosas son el cobro de sobresueldos, la financiación con dinero
negro de las obras de la sede de su partido, la de las campañas electorales y a
saber cuántas más operaciones en negro que es imposible que desconociese. Su
promesa a los empresarios podría ser una quimera, dado que es muy posible que,
entre la corrupción y el abandono de sus votantes más reaccionarios, su partido
no estuviese en condiciones de pactar nada de lo que anda jurando a los
aterrados empresarios de que antes de permitir que gobierne Podemos, los
socialistas, que son muy responsables y tienen sentido de Estado –del estado de
la corrupción debe ser- pactarían un gobierno de coalición, una especie de
gobierno de ‘salvación nacional’, o de salvación de los corruptos.
El hecho de que santones de la comunicación como
Juan Luis Cebrián o el expresidente del Gobierno Felipe González lleven meses
defendiendo esos pactos, estaría siendo utilizado por Raxoi para serenar a la
oligarquía, al argumentar que el ‘santón del PSOE’ estaría influyendo en el
actual secretario general, Pedro Sánchez, para suscribir un pacto contra natura.
No resulta extraño que Felipe González sea
partidario de ese pacto, al fin y al cabo, el hijo del vaquero de Dos Hermanas
ha devenido en un miembro más de la oligarquía. González hace negocios con
príncipes árabes –el pasado verano vendió su millonario solar en la playa de de
Jbila, en la que, en principio iba a construirse una mansión presupuestada en
2.5millones de euros a un príncipe saudí-, cobra una ‘minucia’ de 126.000 al
año –de los que dijo apenas le daban para pagar su oficina, insultando así a
los millones de ciudadanos que intentan sobrevivir con cinco mil-, por ser
consejero de Gas Natural y actúa como agente del magnate de los medios Carlos
Slim –considerada su fortuna como la mayor del mundo-, embolsándose millonarias
cantidades gracias a su asesoramiento a políticos y empresarios, especialmente
en América Latina.
Según El Economista solo por esas tareas de consejero, a
través de su empresa Ialcon fundada en 2001, le supusieron ingresos de millón y
medio de euros en cuatro años. De manera que, como el socialista expresidente
es ahora un miembro más de la oligarquía, debe estar muy interesado en que se
perpetúe en el poder un sistema abyecto, en el que los poderosos se tragan
literalmente el dinero público en detrimento de los ciudadanos.
Y es que, en este sistema que tanto miedo tiene a
que llegue al poder una formación surgida del hartazgo de los abajo por los
abusos de los de arriba, los presidentes de la democracia, está comprobado, que
hicieron de sus mandatos el trampolín para acceder a la opulencia, con el mayor
descaro y una total ausencia de ética.
Otro expresidente, el que sucedió a Felipe
González con la bandera de la honestidad, José María Aznar, se hizo millonario
haciendo uso de su poder, ya fuera para trepar a los consejos de administración
del Grupo Murdoch, a través del apoyo a la guerra de Iraq, ya fuese haciendo
uso de funcionarios del Estado para formalizar negocios con el líder libio Muhammad
el Gadafi, que al final se frustraron por la guerra y el asesinato del
mandatario, pero no por falta de voluntad de recibir comisiones por su amistad
con el dictador asesinado. Aparte de los sustanciosos emolumentos recibidos por
sus patéticas conferencias en universidades estadounidenses, propiciados por
George W. Bush.
Los integrantes del régimen del 78 no soportan la
idea de perder el poder porque, de hacerlo, se les acabarían las posibilidades
de seguir saqueando lo público como vienen haciéndolo desde que se instalaron
en el poder determinados elementos sucesores del franquismo, como el PP, o
tolerados por el franquismo, porque nunca planteó los problemas que, se supone,
deberían haber desarrollado los sucesores de la dictadura los socialistas.
Las noticias que se revelan estos días sobre el
comportamiento de dos expresidentes del Gobierno de los últimos treinta años, y
la continuada corrupción en el seno del PP, están haciendo campaña a Podemos
entre la ciudadanía. Se huele en el ambiente la perentoria necesidad de un
radical cambio de personas y maneras en los ámbitos de poder.
Y lo que para la población de todo un país
avasallado por el latrocinio de los corruptos y la vergüenza de ser
identificado como uno de los más indecentes de Europa, con unos gobernantes que
sonrojarían a los de las periclitadas repúblicas bananeras, es una necesidad
ineludible, para la oligarquía que, en colaboración con los políticos, llevan
años saqueando al país es una pesadilla. Habrá que intentar que no despierten
nunca de ella.