El
ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, manifestaba hoy, a
propósito de las negociaciones que la UE mantiene con el Gobierno griego de
Syriza, que ese país debe devolver el dinero que le facilitaron los estados europeos,
entre los que está España, que si no hubiese prestado 32.744 millones a Grecia
podría haber subido "las prestaciones por desempleo un 50% o aumentar las
pensiones un 38%". Es evidente que al Ejecutivo del PP le importan poco
esos miles de millones, ya que está acostumbrado a despilfarrar el dinero de
todos alegremente, lo que le molesta es la política del primer ministro heleno,
Alexis Tsipras, que está llevando a cabo una política en contra de la
austeridad impuesta por la UE, devolviendo derechos al pueblo griego, ayudando
a los más débiles y devolviendo la dignidad a la ciudadanía.
Para
el gobierno del PP Grecia es un riesgo, porque si Tsipras consigue imponerse a
la UE, consigue un acuerdo para el pago de la deuda que no implique el
sacrificio de los helenos, estará haciendo más por Podemos que cualquier
campaña electoral. Los españolitos se mirarán en el espejo de Syriza, otorgarán
el voto mayoritariamente a la formación de Pablo Iglesias y al PP se le
acabarán las posibilidades de seguir esquilmando las arcas públicas como vienen
haciendo desde que Aznar ganó las elecciones en 1996.
No
hay más que recordar la política de oposición que el PP hizo al gobierno de
Zapatero, desde el día en que este ganó las elecciones en 2004. Durante los
ocho años de gobierno de los ¿socialistas? el PP no dejó uno solo de insidiar,
inventar las más rocambolescas situaciones para deslegitimar al gobierno que
había ganado las elecciones democráticamente. Desde responsabilizarlo del
atentado del 11M a acusarlo de no respetar a las víctimas de ETA, de asesinar
niños por la Ley del Aborto, o por cualquier asunto en el que pudiesen hincar
el diente, allí estaba el PP, criminalizando y difamando al PSOE. Tan solo se
avino a un acuerdo, el que el PSOE no debió tomar nunca, y que fue la causa de
un descalabro electoral del que no se recuperará en decenios: la firma de la
modificación del artículo 135 de la Constitución que puso por delante los
intereses de los bancos alemanes a los de la ciudadanía.
Ahora
que el PSOE ya no es un peligro, porque el pueblo ha tiempo que descubrió que
ambos partidos son distintas caras de la misma moneda de un capitalismo salvaje
que tan solo protege a los amos del dinero, el PP se revuelve con toda su ira y
su capacidad de manipulación contra Podemos, porque si ese partido gana las
elecciones se les acabará la oportunidad de hacer los negocios millonarios que
han arruinado al país.
Y
no repara en los medios a utilizar, métodos que la prensa oficial reconoce, y
aún justifica, como hacía hoy El País con una noticia en la que asumía que el
PP está dispuesto a todo en su lucha torticera contra Podemos. Así, en una
noticia que el diario de Prisa titula “Podemos, en el punto de mira del
Gobierno y el PP” bajo cuyo titular coloca una entradilla en la que afirma: “El
Ejecutivo trata de romper la imagen impoluta de la que disfruta el partido de
Iglesias”, señala en uno de sus párrafos después describir la preocupación del
gabinete y el partido de Raxoi por la encuestas que señalan a Podemos como
ganador de los próximos comicios generales: “La publicación de detalles de las
cuentas de Juan Carlos Monedero, número tres de Podemos, que ha pagado 200.000
euros en una declaración complementaria admitiendo así, según el Gobierno, que
había cometido una irregularidad fiscal, ha generado una importante polémica
política. Todos los partidos critican a Monedero por utilizar una estrategia
para pagar menos impuestos, algo contradictorio con la línea de su partido,
pero a la vez reprochan al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, el haber
utilizado esa información”. En la noticia reconocen que tanto el gobierno como
el PP admiten que Podemos se ha
convertido en el principal objetivo a batir para los próximos meses. Y esa no
es una decisión de Montoro, sino estratégica, de La Moncloa. Lógico, es mucho
lo que le va al partido del Gobierno en ganar las elecciones. Basta repasar las
noticias sobre corrupción, tramas, fraudes y operaciones nada claras, para
entender los porqués de la furia del PP ante la posibilidad de perder las
elecciones.
Los
procesos judiciales y las revelaciones de la Lista Falciani, los desahucios y
las decisiones que, a bote pronto, parecieran inexplicables tienen su razón a
poco que se bucee en los asuntos del PP y sus aledaños. Son muchas las noticias
que hablan de gente desahuciada por ‘fondos buitre’ propietarios de viviendas
de protección. Y de pronto se desvela que José María Aznar Botella, hijo del
expresidente y de la alcaldesa de Madrid -que enajenó infinidad de viviendas
públicas dejando desamparados a sus inquilinos-, es consejero de una empresa
llamada Promotoria Plataforma S.L., filial de Cerberus Capital, un fondo buitre
que compra viviendas para desahuciar a los inquilinos que no pueden pagar una
hipoteca. Quién nos podrá negar que pudiera estar detrás de tanto desahucio la
mano de los Aznar, o de Bankia, la entidad creada con las cajas de ahorro
gobernadas por el PP y que desahucia inmisericordemente a sus deudores, a cuya
cúpula delincuente le debemos el haber tenido que abonar el mayor rescate de
nuestra historia, 60.000 millones de euros, de los que 24.000 responden a lo
robado por los dirigentes de esa entidad que, en el presente, cede
graciosamente sus activos tóxicos a fondos buitre en cuyos consejos andan los
cachorros de Aznar. Ante tales manejos ¿podríamos extrañarnos de que cualquier
día se desvele que detrás de la persecución a las energías renovables y las
brutales subidas del recibo de la luz pudieran estar intereses espurios de
gentes del PP?
Los
corruptos de la trama Gürtel Guillermo Ortega, conocido en la trama como ‘el
rata’, o Arturo González Panero, ‘el albondiguilla’, elegantes apodos con los
que eran conocidos los alcaldes de Majadahonda y Boadilla del Monte
respectivamente, tenían cuentas en Suiza, al igual que otros ilustres peperos,
simpatizantes o próximos a ese partido, toda gente de la derecha, del mundo de
los negocios o deportista de elite, de esos que tan aficionados son a hacer
campaña al PP en declaraciones públicas. Cómo unos individuos sin formación
académica alguna, como los citados alcaldes, pudieron formar parte de ese
entramado de estafas y millones sin el asesoramiento de gente mucho más
experimentada que ellos en el sucio arte de la estafa es algo que algún día,
cuando el PP no gobierne, posiblemente se descubrirá. En los últimos meses es
mucho lo que se va conociendo de los chanchullos del PP en relación con las
cuentas que atribuyen a Bárcenas y todos estamos convencidos son del PP. De
momento se ha certificado que la remodelación de su sede la pagaron con dinero
negro.
El
PSOE tampoco es ajeno a concomitancias y extrañas amistades con gente poco
recomendable. Seguramente en ese pavor a que se desvelen acciones que ponen en
entredicho la ideología de quienes utilizan unas siglas que deben avergonzar al
fundador de su partido, tiene su origen el odio que demuestran a Podemos y lo
que representa. La actitud del PSOE, tras la publicación de la Lista Falciani
en su día, se limitó a invitar a los defraudadores, con amables palabras, a
pasar por la ventanilla de Hacienda, en lugar de mandarles a la policía para
que los detuviera. Tal vez esa amabilidad es la que le garantizó a la entonces
ministra de Hacienda, Elena Salgado, su entrada en Endesa con un sueldo
millonario, o que el banco de Santander, presidido entonces por el defraudador
de 2000 millones de euros, Emilio Botín, perdonase parte del crédito que con
ese banco tenía el PSOE.
Detrás
del entramado de empresas que se enriquecen con la sangre y el sudor del
pueblo, ya sean fondos buitre o laboratorios farmacéuticos, eléctricas o nucleares,
petroleras que destruyen ecosistemas marinos o promotoras que arrasan el
litoral y el paisaje de todo el país, están siempre los políticos de este
sistema que se revuelve como fiera herido contra Podemos.
Depende
de nosotros entender que todo cuanto escupen sobre sus dirigentes no es sino el
veneno de una serpiente que ve en riesgo su riqueza, por ello no deberíamos
caer en las mentiras, insidias y maldades que cuentan de quienes encabezan un
partido que, como en Grecia, nos devolverá la dignidad si gana las elecciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario