lunes, 23 de febrero de 2015

Este es el sistema que quieren perpetuar PP y PSOE



Raxoi y Pedro Sánchez hablan continuamente del riesgo del ‘populismo’ de los partidos emergentes que no forman parte del bipartidismo existente desde la transición, el sistema que consideran debe perpetuarse para garantizar, y prolongar, el establishment que rige la sociedad desde 1978. Fuera de él, a decir de los dirigentes de ambos partidos políticos, solo existiría el caos, la pérdida de la democracia, de valores y derechos de lo que ellos consideran una sociedad inamovible y digna de ser conservada incólume y a salvo de otras aventuras.

Los titulares de prensa, o de informativos televisivos, reflejan, solo en parte, porque existe una férrea censura para que la ciudadanía no perciba en su totalidad las miserias del sistema, qué clase de sociedad, es la que los representantes del sistema del bipartidismo quieren perpetuar.

“Javier Marín, Consejero Delegado del Banco de Santander cobrará como prejubilado, a los 48 años, 800.000 euros anuales”, “Amparo Pérez, una mujer de 86 años muere de parada cardiorrespiratoria el día de su desahucio”. “Sánchez Barcoj pudo falsificar la firma de Verdú para disponer de otra tarjeta black”, “Los directivos de Iberdrola ganan al año un 25% más pese a las pérdidas de la compañía”. “Rodrigo Rato cree que la fianza interpuesta  los directivos de Bankia y a la entidad podrían causar graves daños al sistema”. “Los directivos del IBEX aumentaron su salario en un 25%”. “Uno de cada cuatro trabajadores cobra el 50% del salario mínimo”. “Los salarios más bajos perdieron un 70% de poder adquisitivo desde 2007”. “La CEOE quiere abaratar aún más los sueldos y propone indemnizaciones de 12 días por año para los despidos de jóvenes”. “La Comunidad de Madrid gasta en publicidad sobre sanidad 2.7 millones de euros en publicidad de su sanidad y 1.4 en publicidad de Educación pese a los recortes”. “La luz subió un 60% más que los salarios desde 2008”. “Muere el tercer sin techo en València en el mes de febrero”. “Madrid paga primas a jueces a través de una empresa privada.” (entre ellos el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, Francisco Vieira). “La Audiencia de Madrid pierde el sumario del borrado de los ordenadores de Bárcenas”. “Desde que comenzó la crisis la banca recibió 216.000 millones de dinero público”. “Caja Madrid multiplicó por veinte el sueldo de sus consejeros para asegurarse su lealtad”. “Desahucio inminente en Ourense de una familia con un bebé de tres meses por deber siete meses de impagos  al no poder hacerle frente a un alquiler de 310 euros”. “Banco Santander falsificó la firma de dos jubilados para colocarles subordinadas de Fagor” “El Santander despide por "ineptitud" a una empleada traumatizada por un atraco”. “España es el país con mayor desigualdad social de la eurozona”.

A la vista de tales titulares es inevitable pensar qué clase de sociedad quieren perpetuar unos partidos políticos que, para evitar el descontento del pueblo, solo piensan en la represión como denuncia la ONU, que critica la reforma del Código Penal y la Ley Mordaza. Así lo hicieron saber cinco relatores de derechos humanos del organismo supranacional que consideran que esas reformas legislativas pueden cercenar derechos fundamentales de los ciudadanos, y exhortan a su retirada.

A la vista de muchos titulares de prensa se pone en evidencia la brutal desigualdad de una sociedad en la que el poder del dinero, bancos, grandes empresas y políticos, abusan y roban a los trabajadores, imponen una monstruosa desigualdad que cuesta vidas, a la vez que reprimen las protestas de manera dictatorial al tiempo que malgastan el dinero público.

El establishment, cuya necesidad de conservar invocan por igual los dirigentes del PP y el PSOE, es el mismo en el que una secta, la católica, recibe al año  156 millones de euros de las arcas públicas, al tiempo que las empobrece al no pagar impuestos como el IBI y está inmersa en escándalos de pederastia y estafas a ancianitas, sin que la ley caiga sobre los delincuentes con contundencia, porque existe una bochornosa connivencia del poder con esa secta que lleva ochenta años imponiendo sus criterios en una sociedad que, de ser libre y moderna, debiera ser laica y no conceder privilegios a una religión cuyos popes solo piensan en vivir en la opulencia.

Esta sociedad, en la que mueren al año cuatro mil personas porque la Sanidad Pública no les proporciona el medicamento que les salvaría la vida, el Sovaldi, el mismo sobre el que el PP votó en la UE en contra de que se bajase su precio; en la que existen 3.2 millones de niños con problemas de nutrición y en la que no hay datos de los suicidios que causó la crisis pero que algunos expertos creen que son varios cientos de miles, en la que las libertades formales son pisoteadas y los trabajadores convertidos en esclavos, es la que los dos grandes partidos dicen que ha de permanecer sin cambios, que cualquier aventura electoral que pusiera el Gobierno en otras manos que no fuesen las suyas sería un riesgo.

¿Un riesgo para quién?, cabe preguntarse. Y la respuesta es sencilla: Un riesgo para los estafadores, para los corruptos, para los que con sus decisiones causan la muerte de miles de personas, el hambre de millones y la desigualdad en todo un país. Un riesgo para los estafadores que llevan treinta y ocho años engañando al pueblo.

Fuentes: CuatroTV, Diario Público, eldiario.es, El País, La Sexta.

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