martes, 3 de febrero de 2015

El pacto –contra natura- PP/PSOE



“¿Cuántos miles de votos a perder el PSOE con este pacto”? preguntaba ayer un miembro de una red social. No era el único, el pacto PP-PSOE contra el terrorismo yihadista ha caído muy mal entre la izquierda y sus propios militantes que, en las redes sociales, mostraban su descontento y las críticas a un pacto que es visto desde las bases socialistas como ‘contra natura’. “Ayer el PSOE no solo apoyó la cadena perpetua del PP, posibilitó que 15M, 25S, 22M, PAH y Mareas sea terrorismo” criticaban en Twiter, donde se podían leer cosas como: “Pacto PP-PSOE: Pedro Sánchez se atreve a decir que el país se está recuperando económicamente. La gran coalición se hace visible”, “el texto del pacto PP-PSOE incrementando enormemente el ámbito de lo que es terrorismo y penas” decía otro twit. “El pacto PP @PSOE es contra las libertades y los derechos. Lo veremos cuando lo aplique el gobierno contra manifestantes”, “Alterar la paz pública, en el pacto PP-PSOE, se tipifica como posible acto terrorista. Artº 573 y otros de la sección segunda”. “Pacto de silencio PP-PSOE para seguir engordando el agujero del gasto en armamento hasta 2030” señalaban otros intervinientes de las redes sociales. 
 
Mas no solo estas criticaron el pacto. En el propio Twiter, la periodista Rosa María Artal afirmaba: “Y por las declaraciones de Pedro Sánchez el pacto PP/PSOE es un hecho. Cualquier cosa antes que perder la poltrona. Igual no les sale”. Numerosos artículos de opinión de los medios digitales –en la prensa del sistema todo fueron loas-, los artículos de opinión criticaban sin ambages el pacto, con titulares como el de David Bollero que tituló con un contundente ‘Un pacto que apesta”. No menos duro era Arturo González, que en el primer párrafo de su artículo “El PSOE de la vergüenza” afirmaba: “Me da vergüenza haber votado varias veces al PSOE a lo largo de estos casi cuarenta años. Claro que nunca había llegado a tal grado de degeneración como ahora con el señor Sánchez, que ayer firmó un pacto antiterrorista presionado por Rajoy y que supone el consentimiento a la cadena perpetua por muy revisable que sea y diga el Código Penal, aprobado en solitario por el Partido Popular, y tras veinticinco o treinta años de prisión. ¡El Partido Socialista Obrero Español firmando cadena perpetua contra el espíritu y la letra de la Constitución!”. 

El pacto PP-PSOE también hizo reaccionar a los Jueces y fiscales progresistas que lo consideran un error, tanto por la introducción en el Código Penal de la ‘Prisión perpetua revisable’, cadena perpetua al fin y al cabo, y contraria al principio constitucional de que las penas de cárcel están orientadas a la reinserción y no a la venganza como pretenden quienes aplauden esa medida; y que una vez lograda reclamarán la pena de muerte con el argumento bíblico de que quien a hierro mata, a hierro muere, como si estuviésemos aún en el medioevo… o en el pleistoceno si apuramos. Toda la oposición, en bloque, abominó de un pacto contra natura y contra las libertades que, aprovechando el fantasma de un terrorismo que hasta ahora no se ha dado aquí, pretende recortar las libertades de todos. 

¿Qué razón ha llevado al inconsistente secretario general de los socialistas, Pedro Sánchez, a firmar un pacto que maldito lo que necesitaba el país, su partido ni su militancia? Que toda la ciudadanía está en contra de terrorismo yihadista, del que no ha habido un solo caso desde que existe ese grupo, no cabe duda. 

Que toda persona civilizada rechaza la violencia y los integrismos religiosos llevados al extremo de los militantes de la yihab tampoco hay duda. Sin embargo, el PSOE, o su secretario general, firman un pacto contra el terrorismo que abre la puerta, no solo a la cadena perpetua, con la gravedad que tiene su aplicación, sino que, aprovechando el temor al terrorismo y la anuencia del PSOE, integra como actos terroristas los escraches, las movilizaciones antidesahucios y cualesquiera protestas contra la política de un Gobierno fascista que no esté bendecida por esa institución, hija del franquismo, que son las Delegaciones del Gobierno, que no dejan de ser, con un lavado de cara semántico, los Gobiernos Civiles de la dictadura. 

Pedro Sánchez, cuya trivialidad le lleva a firmar un pacto que consagra la cadena perpetua para los crímenes mortales de los terroristas, presenta, a su vez, un recurso en el Constitucional contra esa reforma del Gobierno. Y no conforme con eso, clama por otros pactos con el PP, a las puertas de las elecciones y en contra del número dos de su ejecutiva, y de la mayoría de los barones del PSOE. Cuenta, eso sí, con las bendiciones de Felipe González que, de jarrón chino ha pasado a convertirse en una gárgola siniestra, cuyas recomendaciones e insinuaciones no hacen sino hacer huir a la militancia y los votantes. 

Qué busca Sánchez con la firma de ese pacto, u otros futuros, o con declaraciones apoyando las consignas del Gobierno, cuando dice que la economía se está recuperando, es un arcano. Pareciera que busca irritar a cientos de miles de posibles votantes y a sus escasos cien mil afiliados que, es posible, tras ese pacto y sus palabras, mermen un importante tanto por ciento su militancia. 
Los analistas afirman que lo que buscaba Pedro Sánchez con la firma del pacto antiyihadista era presentarse como ‘un hombre de Estado’, aunque el resultado no será ese, sino la de verle como un pollo sin cabeza, cuando, al tiempo que firma el pacto antiyihadista, que contiene la Prisión permanente revisable, anuncia un recurso en el Constitucional contra esa pena. Removido en su silla, puesto en solfa por las bases, disgustando a sus barones, lo que consigue Pedro Sánchez no es, ni mucho menos, aparecer como un hombre de Estado, ni una alternativa de Gobierno, ni logra la unidad en su partido. 

Más bien pareciera que, en su torpe insubstancialidad, estuviese trabajando para conseguir votantes para Podemos.

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