“¿Cuántos
miles de votos a perder el PSOE con este pacto”? preguntaba ayer un miembro de
una red social. No era el único, el pacto PP-PSOE contra el terrorismo
yihadista ha caído muy mal entre la izquierda y sus propios militantes que, en
las redes sociales, mostraban su descontento y las críticas a un pacto que es
visto desde las bases socialistas como ‘contra natura’. “Ayer el PSOE no solo
apoyó la cadena perpetua del PP, posibilitó que 15M, 25S, 22M, PAH y Mareas sea
terrorismo” criticaban en Twiter, donde se podían leer cosas como: “Pacto
PP-PSOE: Pedro Sánchez se atreve a decir que el país se está recuperando
económicamente. La gran coalición se hace visible”, “el texto del pacto PP-PSOE
incrementando enormemente el ámbito de lo que es terrorismo y penas” decía otro
twit. “El pacto PP @PSOE es contra las libertades y los derechos. Lo veremos
cuando lo aplique el gobierno contra manifestantes”, “Alterar la paz pública,
en el pacto PP-PSOE, se tipifica como posible acto terrorista. Artº 573 y otros
de la sección segunda”. “Pacto de silencio PP-PSOE para seguir engordando el
agujero del gasto en armamento hasta 2030” señalaban otros intervinientes de
las redes sociales.
Mas
no solo estas criticaron el pacto. En el propio Twiter, la periodista Rosa
María Artal afirmaba: “Y por las declaraciones de Pedro Sánchez el pacto
PP/PSOE es un hecho. Cualquier cosa antes que perder la poltrona. Igual no les
sale”. Numerosos artículos de opinión de los medios digitales –en la prensa del
sistema todo fueron loas-, los artículos de opinión criticaban sin ambages el
pacto, con titulares como el de David Bollero que tituló con un contundente ‘Un
pacto que apesta”. No menos duro era Arturo González, que en el primer párrafo
de su artículo “El PSOE de la vergüenza” afirmaba: “Me da vergüenza haber
votado varias veces al PSOE a lo largo de estos casi cuarenta años. Claro que
nunca había llegado a tal grado de degeneración como ahora con el señor
Sánchez, que ayer firmó un pacto antiterrorista presionado por Rajoy y que
supone el consentimiento a la cadena perpetua por muy revisable que sea y diga
el Código Penal, aprobado en solitario por el Partido Popular, y tras
veinticinco o treinta años de prisión. ¡El Partido Socialista Obrero Español
firmando cadena perpetua contra el espíritu y la letra de la Constitución!”.
El
pacto PP-PSOE también hizo reaccionar a los Jueces y fiscales progresistas que
lo consideran un error, tanto por la introducción en el Código Penal de la ‘Prisión
perpetua revisable’, cadena perpetua al fin y al cabo, y contraria al principio
constitucional de que las penas de cárcel están orientadas a la reinserción y
no a la venganza como pretenden quienes aplauden esa medida; y que una vez
lograda reclamarán la pena de muerte con el argumento bíblico de que quien a
hierro mata, a hierro muere, como si estuviésemos aún en el medioevo… o en el
pleistoceno si apuramos. Toda la oposición, en bloque, abominó de un pacto
contra natura y contra las libertades que, aprovechando el fantasma de un terrorismo
que hasta ahora no se ha dado aquí, pretende recortar las libertades de todos.
¿Qué
razón ha llevado al inconsistente secretario general de los socialistas, Pedro
Sánchez, a firmar un pacto que maldito lo que necesitaba el país, su partido ni
su militancia? Que toda la ciudadanía está en contra de terrorismo yihadista,
del que no ha habido un solo caso desde que existe ese grupo, no cabe duda.
Que
toda persona civilizada rechaza la violencia y los integrismos religiosos
llevados al extremo de los militantes de la yihab tampoco hay duda. Sin
embargo, el PSOE, o su secretario general, firman un pacto contra el terrorismo
que abre la puerta, no solo a la cadena perpetua, con la gravedad que tiene su
aplicación, sino que, aprovechando el temor al terrorismo y la anuencia del
PSOE, integra como actos terroristas los escraches, las movilizaciones
antidesahucios y cualesquiera protestas contra la política de un Gobierno
fascista que no esté bendecida por esa institución, hija del franquismo, que
son las Delegaciones del Gobierno, que no dejan de ser, con un lavado de cara
semántico, los Gobiernos Civiles de la dictadura.
Pedro
Sánchez, cuya trivialidad le lleva a firmar un pacto que consagra la cadena
perpetua para los crímenes mortales de los terroristas, presenta, a su vez, un
recurso en el Constitucional contra esa reforma del Gobierno. Y no conforme con
eso, clama por otros pactos con el PP, a las puertas de las elecciones y en
contra del número dos de su ejecutiva, y de la mayoría de los barones del PSOE.
Cuenta, eso sí, con las bendiciones de Felipe González que, de jarrón chino ha
pasado a convertirse en una gárgola siniestra, cuyas recomendaciones e
insinuaciones no hacen sino hacer huir a la militancia y los votantes.
Qué
busca Sánchez con la firma de ese pacto, u otros futuros, o con declaraciones
apoyando las consignas del Gobierno, cuando dice que la economía se está
recuperando, es un arcano. Pareciera que busca irritar a cientos de miles de
posibles votantes y a sus escasos cien mil afiliados que, es posible, tras ese
pacto y sus palabras, mermen un importante tanto por ciento su militancia.
Los
analistas afirman que lo que buscaba Pedro Sánchez con la firma del pacto
antiyihadista era presentarse como ‘un hombre de Estado’, aunque el resultado
no será ese, sino la de verle como un pollo sin cabeza, cuando, al tiempo que
firma el pacto antiyihadista, que contiene la Prisión permanente revisable,
anuncia un recurso en el Constitucional contra esa pena. Removido en su silla,
puesto en solfa por las bases, disgustando a sus barones, lo que consigue Pedro
Sánchez no es, ni mucho menos, aparecer como un hombre de Estado, ni una
alternativa de Gobierno, ni logra la unidad en su partido.
Más
bien pareciera que, en su torpe insubstancialidad, estuviese trabajando para
conseguir votantes para Podemos.
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