El PP está histérico. Las encuestas publicadas, siempre utilizando esa ‘cocina’ que hace que en la intención de voto se computen los resultados obtenidos en pasadas elecciones, los siguen dando ganadores por la mínima en los próximos comicios generales. Mas cuando se ve la intención directa de voto registran caídas que lo dejan en segundo o tercer lugar. Es muy posible que las de consumo interno den unos resultados aún menos favorables de los que aparecen en algunos medios que consultan directamente a los lectores. Y eso los hace estar histéricos. Como se vio que lo estaba el Mariano Raxoi en el Debate del Estado de la Nación, que perdió claramente según casi todos los medios, excepto los de la caverna, incluso frente a un Pedro Sánchez que no es el colmo de la elocuencia ni un Demóstenes.
Sabe el PP que su contrincante es Podemos. Aunque contrincante sería si se tratase de un partido democrático. Para el PP, que no lo es, Podemos es su enemigo. Su acérrimo enemigo y como tal trata a ese partido y a sus dirigentes, con su habitual matonismo. Que Podemos es el adversario a batir lo dejó claro el Presidente en su discurso del debate del Estado de la Nación, en el que habló más para Podemos y Pablo Iglesias, que para las señorías que estaban en el hemiciclo. Su respuesta descalificando a la de Pablo Iglesias en el Círculo de Bellas Artes, en la cual el líder de Podemos hizo un discurso de hombre de Estado que para sí hubiesen querido los protagonistas del Debate celebrado en el Congreso, fue tan escasamente democrática como es costumbre en unos políticos que ignoran esos usos y a los que espanta perder las elecciones porque con ello perderán la capacidad de enriquecerse , de hacer negocios inconfesables o privatizaciones que beneficien a amigos y parientes.
Aterrorizados
por la posibilidad de verse expulsados del poder por un partido que no actuará
con la connivencia del PSOE, al que de todas formas se pasaron dos legislaturas
difamando y criminalizando, el PP está dispuesto a utilizar todos los medios,
escasamente democráticos, a su alcance. Desde el uso descarado del BOE a los
sistemas más zafios o torticeros. El diario El Mundo -que lleva a cabo una
campaña de permanente difamación de los dirigentes de Podemos, que le ha
obligado, incluso, a tener que rectificar alguna información, como tuvo
igualmente que hacer La Razón-, publicaba hace dos días que la dirección del PP
pidió a sus organizaciones territoriales que vigilen los movimientos de Podemos
en las comunidades autónomas y las provincias, con el objetivo “de controlar la
procedencia de sus ingresos y los gastos en que incurrirán en la inminente
campaña electoral”. La orden fue transmitida en una reunión mantenida hace
pocos días en Génova con los coordinadores electorales autonómicos y
provinciales. «Sepamos qué está haciendo Podemos», fue el mandato dado, según
fuentes del propio PP.
Y
es que a ese partido, enfangado en un lodazal de corrupción, ni le cabe en la
cabeza que un partido pueda financiarse de modo legal, ni puede permitir que lo
haga. Abocado a una sentencia judicial por uso de dinero negro, y señalado por
el juez Ruz como autor de un delito de financiación ilegal y que, según se supo
hoy mismo, ordenó a la Agencia Tributaria que calcule la cantidad defraudada en
2008, en relación con las donaciones irregulares de los apuntes del extesorero
Bárcenas, se siente acorralado. Porque a pesar de que Hacienda, dirigida por
Montoro, informó de que el PP no debía tributar por los pagos irregulares, el
juez impuso su criterio y el de la Fiscalía. Y ante esos problemas quiere buscar
similares delitos en otras formaciones, para poder acusarles de aquello que
ellos hacen, con el problema añadido de que Podemos se financia sin ponerse en
manos de los bancos, a los que los dos grandes partidos deben ingentes
cantidades de dinero, que les hace rehenes de la voluntad de los banqueros. Y
eso también horroriza al PP, servidor incondicional de la banca.
Esa
fue la razón por la que, haciendo uso y abuso del BOE, decidió limitar las posibilidades
del llamado micromecenazgo, conocido en inglés como crowdfunding, que es un
sistema de captación de dinero a través de internet para desarrollar proyectos
concretos, y uno de los métodos de financiación de Podemos. Así, en febrero del
año pasado el Gobierno limitó el crowdfunding a donaciones máximas de 3.000
euros y a 6.000 euros por año y proyecto. Según el ministro de Economía, Luis
de Guindos, la intención del Gobierno era la de “adaptar un campo que carece de
regulación a la forma de abordarlo de otros países de nuestro entorno, como Estados
Unidos o Reino Unido”. Pero la realidad es que el Gobierno del PP no da nunca
puntada sin hilo, ni toma decisión alguna, que no vaya encaminada en su propio
beneficio y el de sus amigos.
En
febrero de 2014 ya se había fundado Podemos, y ya estaba utilizando el crowdfunding
para financiarse. Es posible que en aquellas fechas el PP no tuviese tanto
miedo como actualmente a la formación liderada por Pablo Iglesias, aunque no
fue baladí el hecho de que, durante toda la campaña de las elecciones europeas,
la prensa, obediente con el sistema, intentase que Podemos fuera invisible,
aunque tuviera, una vez celebradas las elecciones, que rendirse a la evidencia
de que Podemos había llegado para quedarse.
En
cualquier caso, la histeria del PP no se manifiesta solo en su campaña de
persecución y difamación de Podemos, cualesquiera otros partidos son objeto de
las descalificaciones, trampas y torpezas del PP. Si en el debate del Estado de
la Nación Raxoi se puso en ridículo al pretender ser él quien da el derecho a
estar o hablar en el Congreso, como hizo con Pedro Sánchez, poniendo de
manifiesto su talante de dictadorzuelo, hoy, su partido ha vuelto a provocar el
estupor de toda la sociedad al acusar a IU y UPyD de “obtención de ilegítimos
réditos electorales” por la demanda interpuesta por ambos partidos por el borrado
de los ordenadores de Bárcenas, cuyo sumario desapareció de la Audiencia de
Madrid. El abogado del PP, Durán Ruiz de Huidobro, que precisamente fue la
persona que Bárcenas identificó como el autor material del "robo" de
dos ordenadores portátiles después de forzar la puerta de su despacho, intentó
presentarse como parte en la demanda, poniendo en duda, además, la validez de
los documentos del reconstruido sumario.
Actitudes
tan burdas, declaraciones tan zafias como las que viene haciendo el PP en los
últimos meses, o decisiones tan antidemocráticas, solo pueden explicarse por la
histeria que aqueja al PP ante la muy cierta posibilidad de perder las
elecciones y ser desalojado de La Moncloa.
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